Menú
Carlos Semprún Maura

Más cornadas da el hambre

La explicación oficial que ha dado el Partido Socialista ha sido totalmente hipócrita: "estamos de acuerdo con estas medidas, pero como estamos en desacuerdo con Sarkozy, no podemos votarlas".

El plan de urgencia para salvar a los pobrecitos bancos de la quiebra, inyectando miles de millones en el sistema financiero, fue aprobado ayer en la Cámara de los Diputados con la abstención del Partido Socialista, el voto en contra del raquítico grupo comunista y el voto a favor de la UMP, el Nuevo Centro y hasta de François Bayrou y su diputado y medio. Bayrou declaró que era eso o el caos.

La abstención socialista ha creado alguna polémica en el partido y, una vez más, Manuel Valls se destacó protestando contra la abstención –era favorable al voto positivo– y declarando públicamente que no existían "hombres de estado" en el Partido Socialista. Me dicen, a veces, que tengo simpatía por Manuel Valls porque ha nacido en Barcelona. No es cierto; le considero un político diferente en la animal’s farm del Partido Socialista. Y en cuanto a mi chovinismo, ello no me impide declarar que Ana Hidalgo, otra socialista, pese a su origen español, y además de guapa, es una imbécil.

La explicación oficial que ha dado el Partido Socialista ha sido totalmente hipócrita: "estamos de acuerdo con estas medidas, pero como estamos en desacuerdo con Sarkozy, no podemos votarlas". Evidentemente, los sindicatos protestan: cuando se trata de ayudar a los Bancos, a los capitalistas, se encuentran miles de millones, pero cuando se trata de aumentar los salarios, ni un céntimo. Tiene su lógica, pero pienso que cuando, por los motivos que sean, una pierna o un brazo, tienen peligro de gangrena, deben cortarse para salvar vidas, pero esa mutilación no puede ser un "modelo de sociedad" y, en este caso, la quiebra de los bancos no arruinaría sólo a los ricos.

Otro tema muy comentado esos días en los medios galos, es l’affaire Marina Petrella, esa asesina italiana de las Brigadas Rojas, clandestinamente refugiada en Francia, detenida aquí hace un año y que, para evitar su extradición, simuló una depresión profunda, al estilo de otros que se declaran en huelga del hambre. Hospitalizada en Sainte-Anne, el psiquiátrico de París, ha recibido la visita de Carla Bruni-Sarkozy y de su hermana para anunciarle, antes de que fuera oficial, la buena nueva: por motivos humanitarios el presidente cancelaba su orden de extradición. Yo no formo parte de los que celebran a bombo y platillo el arresto de Fulano o de Zutana, siempre me parece triste que se encarcele a alguien, pero me he ido convenciendo de que aunque triste, es necesario. El tiro en la nuca no es la solución. Lo curioso del caso, es que la familia Bruni-Tedeschi se refugió en Francia por miedo a esas mismas Brigadas Rojas, sus secuestros y sus asesinatos.

Ayer, en el Estadio de Francia, durante un partido de fútbol Francia-Túnez, una vez más el himno nacional francés, "La Marseillesa", fue silbado y abucheado. Malestar de los jóvenes de las banlieues, dicen algunos, influencia del islam radical, dicen otros. Ambas cosas, para mí.

En Internacional

    0
    comentarios