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Afán protagonista

Carmen Chacón fue escogida como modelo de mujer para la nueva sociedad en que sueñan los socialistas y convertida en una de las piezas fundamentales del proyecto de Zapatero: una zapaterista convencida, feminista y pacifista.

Carmen Chacón puede con todo, hasta elaborar una "estrategia de seguridad nacional" para España ella solita. Éste parece ser su nuevo reto, pero la duda es de si se trata de un empeño personal o es que hay alguien que quiere darle a la ministra todo el protagonismo posible, (quizás sean aquellos que la ven como posible sucesora de Rodríguez Zapatero).

Carmen Chacón fue escogida como modelo de mujer para la nueva sociedad en que sueñan los socialistas y convertida en una de las piezas fundamentales del proyecto de Zapatero: una zapaterista convencida, feminista y pacifista, a la que le cayó en suerte el ministerio de Defensa. Ha sido protagonista del nuevo Ejecutivo desde su nombramiento, porque además de ser mujer se enfrentaba a un embarazo (algo que hacen cada día miles de españolas sin montar tanto número mediático con dinero público, en una clara una ofensa hacia la mujer trabajadora). Ha sabido además ocultar su alma nacionalista y radical bajo una apariencia sosa y amable y bajo un afable discurso en el que, entre otras cosas, nos explicaba sus medidas para la igualdad de género en las Fuerzas Armadas con el diseño de los nuevos uniformes de las soldados. Es decir, puro Zapaterismo.

Ahora pretende quitarle protagonismo al propio presidente del Gobierno. Ha afirmado en varias ocasiones –la última en su comparecencia ante el Senado el pasado 30 de septiembre– su empeño en disponer de una "estrategia de seguridad nacional". Como desde aquí se ha defendido en varias ocasiones, España necesita desde hace tiempo un documento de este tipo y magnitud.

Es necesario disponer de un instrumento que trate la seguridad como la conjunción de elementos dispares: desde la prosperidad económica y el dinamismo tecnológico hasta el plano moral y cultural; desde una acción exterior activa y adaptada al entorno internacional hasta unas Fuerzas Armadas preparadas y listas paras ser empleadas en un amplia gama de tareas y misiones; con unos Cuerpos de Seguridad del Estado capaces de dar respuesta tanto a la criminalidad como al terrorismo global y con un alcance no limitado por las fronteras nacionales.

Son los jefes de Gobierno y sus órganos asesores los que deben tomar la iniciativa en estas cuestiones ya que son los que tienen capacidad para aproximarse a estos problemas de seguridad de manera global (más a allá de los ministros, que se ciñen al ámbito propio de su departamento y que por lo tanto sólo cuentan con una perspectiva limitada de los acontecimientos). Así es como ocurre en la mayoría de los países. Por el contrario, una "estrategia de seguridad nacional" elaborada desde la perspectiva de un único ministerio, el de Chacón, respondería a intereses departamentales y no podría plantear acciones o decisiones que afecten a otros ministerios.

Es necesario, por el contrario, un esfuerzo interdepartamental que no aún no hemos visto en el nuevo Ejecutivo de Zapatero. A los hechos nos remitimos porque ningún otro departamento – Exteriores, Interior, o Presidencia– parece que se haya unido aún a las tesis de Chacón. Es cierto que el presidente Zapatero y el ministro Rubalcaba hicieron referencia, en sus correspondientes discursos de investidura a una "estrategia nacional de seguridad", pero clara y exclusivamente lo limitaron al ámbito interior. Por tanto, nada tiene que ver con concepto de "estrategia de seguridad nacional", cuyas riendas se ha empeñado en llevar Carmen Chacón contra viento y marea y al margen de los demás ministerios. La ministra debería más bien ceñirse a sacar adelante una Directiva de Defensa Nacional que no desilusione tanto como la de su antecesor.

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