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Víctor Llano

No hay un abogado más golfo

Ni el todavía presidente de los Estados Unidos ni su bandera les merecieron jamás a los socialistas mucho crédito. Castro, sí. Cuanto más roba a los españoles más son los créditos que recibe del Gobierno español.

Éramos pocos y parió la abuela. Según Fidel Castro, sólo el rencor de Bush explica que no invite a Zapatero a participar en la Cumbre económica que se celebrará en Washington. Es lo que tiene financiar la tiranía castrista. El tirano te lo paga arrinconándote en una esquina de la infamia. No se puede caer mucho más bajo ni encontrar abogado más desalmado. Así le devuelve que vele por él y por sus herederos en Europa. Por muy enfermo que esté al coma-andante le consta que sus palabras no ayudarán al presidente del Gobierno español. Nunca lo pretendió. Sólo se sirvió de él para intentar desprestigiar al presidente que pocos días antes recibió a un pequeño grupo de sus víctimas.

A quien no sorprenderá el alegato de Fidel Castro será a Trinidad Jiménez. Le consta que no va a cambiar en unos meses. Ni en unos meses ni en medio siglo. Odia tanto a los gallegos y es tanto el desprecio que siente por sus antepasados que mientras pueda tratará de causarles todo el daño que esté a su alcance. Zapatero no es más que su penúltima víctima. Y lo merece. El presidente del Gobierno español ya conoce a uno que dice que le defiende. Y es un asesino en serie. Le quiere tanto que simula ampararle cuando sabe que su supuesto amparo sólo puede avergonzarle por venir de uno de los peores tiranos vivos o muertos.

En cualquier caso, según Miguel Sebastián, los supuestos desvelos de Castro son innecesarios. El ministro de Industria, Turismo y Comercio nos recordó que a Bush sólo le quedan trece días que pasarán rápido. ¿Y qué son trece días o tres meses de Bush comparados con los cincuenta años que lleva Fidel Castro torturando a los cubanos y burlándose de los españoles que le regalan lo que le sirve para torturarlos? No hay color. Bush se va y Castro se queda.

Todo lo que no es tradición es plagio, pensarán los ministros españoles. Además, ni el todavía presidente de los Estados Unidos ni su bandera les merecieron jamás mucho crédito. Castro, sí. Cuanto más roba a los españoles más son los créditos que recibe del Gobierno español. Así podrá moler un poco más y mejor a los que le recuerden las UMAP. Lástima que Miguel Sebastián no muestre mucho interés por la memoria histórica de las víctimas de la tiranía y no quiera saber qué pasó en lasUnidades Militares de Ayuda a la Producción. Está muy ocupado en descontar los días que le quedan a Bush de presidente.

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