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Fernando López Luengos

El orgullo del socialismo español

Lo que no puedo entender (porque es absurdo y porque es una injusticia cruel) es que los socialistas pretendan que yo eduque a mis hijos en esas convicciones morales. ¡A qué viene semejante abuso! ¿En qué monstruo se han convertido la política?

El Tribunal Constitucional afirma que si bien todas las instituciones públicas han de ser ideológicamente neutrales, muy especialmente han de serlo los centros docentes (TC 5/1981, de 13 de febrero). Pero ahora el socialismo español se congratula por utilizar la recomendación del Consejo de Europa para imponer una Educación para la Ciudadanía diseñada para construir la conciencia moral de los niños españoles desde un enfoque ético determinado. Si se limitara a enseñar los valores constitucionales, ninguno de los que desde el principio nos hemos opuesto a ella, lo habríamos hecho ¿Es este el orgullo del socialismo español? ¿Están orgullosos de poder evaluar el control de los sentimientos y emociones de los niños, su identidad personal y sus interrogantes humanos? (pp. 717-720 del BOE de 5 de enero de 2007) ¿Qué tiene que ver con la recomendación europea el relativismo moral, el positivismo jurídico y la ideología de género que envuelven los decretos por todos lados?

Hace más de un año pedíamos a las autoridades educativas que organizasen una atención educativa a los alumnos objetores. Pues bien, el curso ha empezado y en la mayor parte de los centros de nuestra provincia hay tres, cinco o incluso cien alumnos objetores que no están entrando a clase de EpC. Y las autoridades educativas no han hecho nada para que se les atienda adecuadamente. En muchos sitios –de modo respetuoso– los directores los dejan en la biblioteca. Pero en algunos centros, de cuyo nombre prefiero no acordarme de momento, se les ha dejado de pie en el pasillo, se les ha amenazado (¡qué energúmeno quien intenta coaccionar a un menor!) e incluso, como en Yepes, el inspector dio instrucciones para obligarles a entrar a EpC a la fuerza. En cada uno de estos casos es triste conocer quiénes han sido los promotores de estas coacciones e incluso los profesores que han actuado como comisarios políticos: algunos miembros y simpatizantes del PSOE (hay también un exconcejal). En el caso de la provincia de Cuenca, han participado incluso algunos directores nombrados por su afinidad al PSOE ¿Está orgulloso el socialismo manchego de esta proeza? Sin embargo, y en honor a la Justicia, he de reconocer también que a muchos socialistas les repugna esta situación; que dentro de la Delegación de Educación y de la misma Consejería hay no pocos objetores. Y que algunos han renunciado a su responsabilidad porque, probablemente, esta política contraría su conciencia.

Puedo entender que un socialista esté convencido de que la ética que se inculca en EpC es la mejor. Puedo incluso entender que desee educar a su hijo con ese relativismo moral (allá él), aunque muchos de ellos llevan a sus hijos a colegios religiosos donde se transmite precisamente lo contrario. Lo que no puedo entender (porque es absurdo y porque es una injusticia cruel) es que pretendan que yo eduque a mis hijos en esas convicciones morales. ¡A qué viene semejante abuso! ¿En qué monstruo se han convertido la política? ¡Cómo puede tragar un socialista que se imponga a los hijos los demás lo que su partido ha decidido llamar la ética común obligatoria!

Con razón decía Barreda hace unas semanas que era necesario subir el sueldo de sus altos cargos, pues los valores de la ideología no eran suficientes. Sólo de ese modo puede obligar a sus funcionarios (y esto incluye a la consejera de Educación y al delegado de Toledo) a obedecer para que coaccionen y mientan a los padres como está ocurriendo estos días. Han coaccionado llamando por teléfono a los padres y han mentido dando cifras falsas.

Cuando dentro de un tiempo se les reconozca a los padres sus derechos constitucionales, el actual "orgullo" del socialismo manchego será su vergüenza. Y el sufrimiento, coraje, y coherencia de los padres objetores y de sus hijos serán el verdadero orgullo del sistema democrático y del Estado de Derecho.

Por cierto, y para que no se me malinterprete: si no hago mención del PP no ha sido por olvido, sino porque su actuación (salvo honrosas excepciones como en La Rioja) brilla por su ausencia.

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