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EDITORIAL

Una debacle sin precedentes

El Gobierno, con la escandalosa complicidad de los sindicatos, se cruza de brazos y se limita a recurrir a los contribuyentes, presentes y futuros, para presumir de una sensibilidad social tan falsa como evidencia el brutal aumento del paro que padecemos.

Una autentica debacle. Así se pueden y se deben calificar los últimos datos ofrecidos por el INEM que señalan que el número de desempleados ha registrado en octubre la mayor subida mensual de la historia al aumentar en casi 200.000 personas respecto al mes anterior. Este incremento sin precedentes, seis veces superior al registrado en octubre del año pasado, ha situado el número total de desempleados registrados en los Servicios Públicos de Empleo en 2.818.026, un 7,34 por ciento más que en el mes anterior y la mayor cifra de parados desde abril de 1996.

El desempleo ha subido en todos los sectores económicos, pero ha sido el sector servicios el que experimentó el mayor aumento en términos absolutos, con 113.720 parados más (+7,4 por ciento). Sin embargo, el repunte más elevado en valores relativos correspondió a la agricultura, con 9.039 desempleados más (+10,5 por ciento). La construcción, por su parte, se anotó 36.275 desempleados en octubre (+8,1 por ciento), mientras que la industria registró un aumento de 20.144 parados (+6,1 por ciento) y el colectivo sin empleo anterior sumó 13.480 desempleados más (+5,4 por ciento).  

Ante esta catastrófica situación, el ministro de Economía, Pedro Solbes, se ha limitado a afirmar que "los datos son malos, no se puede decir otra cosa". Solbes, con todo, ha minusvalorado la desfachatez del presidente del Gobierno, quien no ha tenido empacho en afirmar "otras cosas", como señalar que España presenta una de las tasas de paro "más bajas de la historia", o atribuir al Gobierno una protección social para los desempleados que, en realidad, no se debe a su particular sensibilidad social, sino a las cotizaciones de esos mismos trabajadores. Eso, por no hablar de la tozudez, tanto de Zapatero como de Solbes, a la hora de mantener las previsiones sobre desempleo que incluyen los Presupuestos Generales del Estado para 2009, y que sitúan la tasa de paro en un 10,4% para el presente ejercicio (ya superada en un punto) y en un 12,5% para 2009.

Por mucho que Zapatero quiera maquillar la acusada y escalofriante tendencia de destrucción de empleo que se está registrando en España, los hechos son los que son. Y lo grave es que a los datos del INEM del mes de octubre se han sumado las previsiones de la Comisión Europea para el año que viene, que elevan al 15% la tasa de paro en España, y las de la CEOE para el 2010, que sitúan ese porcentaje en el 17 por ciento.

Por mucho que Solbes afirme que "prácticamente hemos agotado nuestro margen de política discrecional", son muchas las cosas que se pueden decir y sobre todo hacer distintas a las que está haciendo y diciendo este Gobierno. Empezando por la reforma del mercado laboral, son muchas las liberalizaciones que el PSOE podría emprender en campos tales como la energía o en el sector servicios. Así, por ejemplo, la directiva Bolkestein de liberalización de los servicios, ya de por sí limitada en su día por la Eurocámara, sigue a estas alturas permaneciendo irresponsablemente aparcada. Es mucho el margen que tiene el Gobierno para derribar muros de entrada a la actividad productiva, por no hablar del margen de gasto publico, completamente innecesario que se podría eliminar, permitiendo con ello una reducción de la presión fiscal vital para la recuperación económica.

Sin embargo, el Zapatero, con la escandalosa complicidad de los sindicatos, opta por cruzarse de brazos y se limita a recurrir a los contribuyentes, presentes y futuros, para presumir de una sensibilidad social tan falsa como deja en evidencia el brutal y antisocial incremento del desempleo que estamos padeciendo.

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