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Carlos Semprún Maura

Cualquier cosa mariposa

La verdad es que nadie sabe muy bien qué va a hacer y por eso la entusiasta histeria franchute –y no sólo franchute– es grotesca. Si uno se refiere a su campaña, fue genial desde un punto de vista mediático, pero de un contenido de lo más contradictorio.

Que no cuenten conmigo para participar a la histeria general y saludar la llegada de un nuevo Mesías, de una nueva era, de un mundo nuevo, de una nueva América, porque un individuo astuto, arribista a más no poder, inteligente, seductor y demagogo, ha ganado las presidenciales norteamericanas. Entiendo perfectamente que la elección, por primera vez, de un negro como Comandante en Jefe de los Estados Unidos, tenga un fuerte contenido simbólico, pero como decía estos días un amigo mío, francés: "Un negro, sí, Obama, no".

La verdad es que nadie sabe muy bien qué va a hacer y por eso la entusiasta histeria franchute –y no sólo franchute– es grotesca. Si uno se refiere a su campaña, resulta evidente que fue genial –desde un punto de vista mediático– pero de un contenido de lo más contradictorio. No dijo lo mismo en Jerusalén que en Filadelfia o en Chicago que en Miami. Y recordaré a los franceses que parecen considerar que la victoria de Obama es su propia victoria, que éste, durante su gira internacional, permaneció un cuarto de hora en París, mientras celebraba un multitudinario mitin en Berlín y en Londres tuvo largas conversaciones, tanto con los líderes laboristas como con los conservadores en la oposición. Lo que hará el presidente Obama es, por lo tanto, un enigma y habrá que esperar a saber con quién va a formar Gobierno para tener algún indicio. Mientras tanto, cualquier cosa mariposa. ¡Pero, Dios santo, por qué no habrá podido presentarse Condoleezza Rice?

Hablando de otra cosa, volviendo a lo mío –o sea a la triste realidad gala– constato que Francia sufre problemas de electricidad. No es ninguna broma, primero porque se confirma que las instalaciones eléctricas ferroviarias –las del TGV, concretamente– han sido destruidas en algunos lugares, a escopetazos limpios: no son accidentes, sino atentados. Y segundo porque en Niza se produjo un nuevo apagón, con lo que se quedó durante horas sin luz, teléfono, internet, ascensores y semáforos. El asunto es siniestro: resulta que los ecologistas lograron prohibir la construcción de unos cables de alta tensión porque iban a pasar por las Gorges du Verdon (un lugar turístico) y la superpotente EDF, monopolio estatal, ha sido incapaz, hasta hoy, de instalar sus cables por otro recorrido. Les ronds-de-cuir, de Labiche, siguen sentados.

Laurence Le Vert, juez antiterrorista, que sabe por donde van los tiros (yo la vi en un plató de televisión explicando a los franchutes boquiabiertos lo que era realmente ETA), ha organizado una nueva redada y ha detenido a nueve miembros de la Batasuna francesa. En octubre hizo lo mismo y finalmente fueron liberados, por lo que ahora les ataca por su financiación ilegal.

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