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Zapatero en el despacho oval

Zapatero: "Mira Barack, nosotros dos somos idénticos, quitando el color. Sólo que yo tengo más experiencia porque ya llevo seis años en el Gobierno. Y te voy a explicar como son las cosas: ¿la crisis? Solucionable".

La escena tiene lugar una mañana de algún día de comienzos del verano de 2009. Lugar, el despacho oval de la Casa Blanca. Se trata del encuentro entre Rodríguez Zapatero y el presidente americano Barack Hussein Obama. Zapatero comienza a hablar:

Ya tenía ganas yo de estar aquí sentado, charlando con un presidente amigo de la paz, el progreso, la igualdad, defensor de las minorías y amante del progreso y la revolución social. Barack, porque ¿te puedo llamar Barack, verdad?

Obama no responde porque en ese momento llega un propio y un ujier. El propio con una notita doblada, que Obama abre y lee con rapidez, con un rápido movimiento de ojos; el ujier con una bandeja con varios refrescos, que deja junto a los reunidos. Tras la interrupción, Zapatero continúa:

Te decía Barack, hacía años que ansiaba este momento. Nada mejor que haber limpiado ese aire perverso de tu antecesor de esta sala.

Obama mira al frente sin pestañear, silencioso. Dada la disposición de los sillones, las miradas de los interlocutores no se cruzan. La intérprete ocupa el lugar central entre ambos. Zapatero sigue hablando, acompañando sus palabras con gestos con las manos:

Mira Barack, nosotros dos somos idénticos, quitando el color. Sólo que yo tengo más experiencia porque ya llevo seis años en el Gobierno. Y te voy a explicar como son las cosas: ¿la crisis? Solucionable. Sube ya los impuestos, directos e indirectos, y aumenta el precio de la gasolina, que he visto que por aquí está muy barata; ¿Irak? Haz como yo, sal y anuncia ya la retirada, que se apañen ellos; ¿Afganistán? Habla con los talibanes, seguro que te escuchan. Yo siempre he estado abierto al diálogo y mira donde estoy. Al final quienes se han ido han sido los de las Azores, y sobre todo ese Bush. Y mírame, yo aquí sigo. ¿Terrorismo? Explica las bondades de la Alianza de Civilizaciones. Es lo mejor. No hagas como tu odioso antecesor. Nada de militares, ni de comandos. Vende los predator y dile a la CIA que se acabó la guerra.

Obama escucha mudo la traducción de lo que farfulla en un idioma imposible Rodríguez Zapatero, bajo la atenta mirada de su embajador, sentado en el sofá frente al responsable de Europa del NSC, que no deja de garabatear notas en un bloc. La voz de Zapatero sigue sonando:

De lo que se trata es de impulsar el cambio en nuestra sociedad. Hay que acelerar la marcha del progresismo. Cárgate a los jueces que te incomoden y pon a los tuyos; diles a los banqueros que financien tus actividades y las de tu partido; impulsa a tus amigos a crear un periódico o una tele si los que te han apoyado llegan a criticarte; en fin, viaja mucho a Europa y escucha y toma nota de todo lo que te digamos. No te arrepentirás. Yo sé que nosotros dos podemos llegar muy lejos trabajando juntos. Por algo somos dos excelentes presidentes, ¿eh?

Unos minutos después, la reunión ya ha terminado y la delegación española es conducida a través del ala oeste a la salida al jardín, donde esperan los coches. Barack Obama observa desde una ventana con las manos en los bolsillos como los visitantes suben a los vehículos. Pero la ventana no es del despacho oval, sino del piso de arriba, donde lleva varias horas despachando y trabajando con su equipo. Y suspirando, comenta con su jefe de gabinete:

Bendita la idea de los del Servicio Secreto de tener por seguridad un doble mío, que si no, menuda pérdida de mañana.

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