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CUBA EXPORTA LA ESCLAVITUD
Los obreros de Castro
Fidel Castro envía obreros a España para sostener la economía de su dictadura.V.L. / J.S. / M.A.

Cobran entre 30.000 y 50.000 pesetas. Firman un contrato en Cuba y vienen a España a trabajar como obreros de la construcción. Dejan atrás a su familia como garantía de que no se quejarán de nada y de que volverán a casa con dinero fresco para sostener el régimen de quien les envía a la fuerza: Fidel Castro. Pero no todo es silencio. Uno de ellos ha hablado con Libertad Digital.

Cientos de obreros, militantes forzosos del partido comunista cubano, trabajan en España por debajo del salario mínimo interprofesional. Son los contingentes cubanos, los obreros de Castro. Firman un contrato abusivo con la empresa UNECA, SA. (UNIÓN DE EMPRESAS DEL CARIBE, SA.) antes de partir hacia España. En Cuba les aseguran que han sido escogidos por su militancia en el partido comunista y que su labor es poco menos que un acto de patriotismo. No en vano, con su trabajo, miserablemente pagado, conseguirán hacer más productiva a la empresa que construye en España y los preciados dólares para Castro.

El régimen se asegura su obediencia y silencio. Sus familias, a las que han de mantener, siguen en Cuba y eso deja pocas posibilidades a la disidencia o a la denuncia. Pero siempre queda algún hueco, algún error de vigilancia, que permite a alguno de estos esclavos de Castro contar lo que hay detrás de su trabajo en España.

Uno de los obreros que se atrevió a hablar con Libertad Digital relata cómo fueron sus dos primeros días en España: "Aterrizamos en Madrid un sábado a las ocho de la mañana. Nos metieron en una furgoneta y nos llevaron a Alicante. A siete de nosotros nos dejaron en un piso y nos avisaron de que el alquiler corría de nuestra cuenta y que, al día siguiente —domingo— nos incorporaríamos al trabajo. A las siete de la mañana vinieron a buscarnos y trabajamos doce horas sin descanso. Estábamos muertos después del viaje pero parecían tener prisa en terminar el chalet que construimos".

El contrato con UNECA, SA. en Cuba

Unión de Empresas del Caribe (UNECA, SA.) es una sociedad de nacionalidad cubana. Contrata a trabajadores cubanos para prestar sus servicios en el extranjero a través de la Sucursal de Recursos Humanos de la Corporación UNECA. Los trabajadores firman un contrato para desempeñar su función en España con la categoría de "Albañil A".

Las condiciones económicas son las siguientes: 186,79 pesos cubanos mensuales, en concepto de salario básico, sin plus alguno o pago por condiciones anormales. 200 dólares USA mensuales de los que 100 serán abonados en España, y otros 100 retenidos y enviados a Cuba hasta su regreso. El 75 por ciento del dinero por horas extraordinarias también se le retendrá y sólo se le abonará cuando retorne a Cuba.

Además en el contrato se advierte de que las posibles sanciones que se le apliquen al trabajador (siempre al arbitrio del empleador) afectarán a las cantidades que se le retienen en Cuba. Es decir, que puede encontrarse con que al regresar no se le pague nada por alguna supuesta falta cometida en España. Hay riesgos por todas partes.

En España también existe una empresa denominada UNECA, pero de responsabilidad limitada, y que tiene el mismo objeto que la cubana, la construcción. Es de capital cubano y desarrolla su actividad desde el 26 de mayo de 2000 con una capital social de 6.400 euros representadas por la misma cantidad en acciones de un euro. Sin embargo, por el momento, no hay constancia de que contrate a personal cubano para desarrollar su actividad o de que reciba a los contingentes enviados por Castro.

Denuncias desde Canarias y la "residencial del dólar" en La Habana

Una de las denuncias sobre la esclavitud, dirigida por Castro, de los obreros cubanos en España la recogía "La Gaceta de Canarias" el pasado 28 de mayo. En una "Carta al director", Evelio Morales denunciaba las condiciones en las que los obreros cubanos, que habían firmado un contrato en Cuba, venían a trabajar a España. "No son emigrantes sino obreros de la construcción cubanos traídos a Canarias, no se sabe por qué singular y anómalo convenio oficial. Estos cubanos están localizados en el municipio de Adeje, formando un grupo de alrededor de 80, sabiéndose de la existencia de otro grupo localizado en Roque del Conde, en Torvisca Alta, contratados por la empresa UNECA. Los obreros están alojados en barracones precarios y trabajan doce horas diarias, pero lo más denigrante de todo es, sin duda, el salario que perciben: treinta mil pesetas los peones y cincuenta mil los especialistas. En Cuba les ofrecen trabajar en España gracias a que militan en el Partido Comunista. Por eso, les aseguran, han sido escogidos para realizar una misión patriótica en el exterior, consiguiéndole de ese modo dólares a Castro".

Lucas Garve, periodista de la Agencia de Prensa Independiente de Cuba (APIC), refiriéndose a la militancia comunista de los obreros de UNECA, recuerda lo siguiente: "Debemos destacar el rol paramilitar de estos contingentes de trabajadores, formados en su mayoría por militantes del Partido Comunista Cubano, pues cuando los disturbios del 5 de agosto de 1994 ocuparon las calles de Centro Habana, apoyando a la policía castrista, y blandiendo hierros, machetes y cabillas en contra de los cubanos que se rebelaban contra la tiranía".

Según "Cuban Review", publicación europea especializada en temas cubanos, UNECA suscribió acuerdos con la empresa española IMASA (o Imasatec), expresando el interés de ambas en crear una asociación económica internacional para desarrollar proyectos en terceros países. Afirma la publicación que ambas entidades ya tienen una Unión Temporal de Empresas (UTE) en Cuba, que ha acometido la edificación del Residencial "La Cecilia" en La Habana. Una forma más de oxigenar las cuentas de la dictadura castrista. Este negocio, impensable para los cubanos, ha permitido a casi un centenar de españoles tener una casa en propiedad en Cuba. Esta "residencial del dólar", cuyas llaves se entregaron el pasado 8 de diciembre, está situado en Miramar, en medio de lujosos edificios que albergan las embajadas extranjeras. El precio de venta ha sido de 251.100 pesetas el metro cuadrado, una cifra excesiva si se tienen en cuenta las mínimas calidades de la construcción.