Rubianes consideró "surrealista del carajo" el hecho de que en este tiempo se le haya "utilizado como abanderado de la anti-España, cuando para español yo, que soy gallego, vivo en Cataluña y hablo castellano".
El actor dijo que había "sufrido mucho" especialmente por "ver el terror que yo vi en la gente que me había invitado al montaje", especialmente en el director del Teatro y amigo suyo, Mario Gas. En la entrevista, Rubianes destacó que recibió "amenazas físicas" tanto en el Teatro Capitol de Barcelona (con "amenazas de bomba incluso") como en la sala madrileña antes de decidir retirarse de la obra.
Además, se manifestó dolido por el hecho de que "muchos españoles se sientan confundidos creyendo que yo he insultado a España cuando no es cierto, porque yo me refería a una España concreta, la España antidemocrática y golpista que mató a Lorca".
"Aquí ha habido un problema muy grande y es que al estrenar la democracia no pasó lo mismo que en Alemania, no se pidieron responsabilidades, y siguen estando ahí con su chulería. Han estado un tiempo más o menos –ausentes- y ahora se ve que tienen una fuerza que te cagas, ahora se hacen notar", añadió.