Libertad Digital El PSE quiere elaborar un nuevo documento que perfile la política del socialismo vasco. Los precedentes no son alentadores. De hecho, la materialización de la crisis viene de una guerra de documentos que plasmaba la desorientación. Eguiguren parte del referente de Québec y, tras innumerables folios llega a conclusiones que bien pudiera defender el PNV. Redondo, en coherencia con su trayectoria, cree que el mayor problema es ETA. No pasó por el aro y decidió elaborar un documento alternativo que presidiera el congreso de febrero.
Mientras, el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, decidió que él también tenía que aportar su granito de arena y decidió escribir otro proyecto, otro documento. Lógicamente, como refuerzo a las tesis de Eguiguren, es decir: vasquismo, consulta sobre autodeterminación y lenguaje ambiguo que deja la lucha contra ETA casi como efecto colateral .
La síntesis es imposible. No se puede revisar el documento Eguiguren . O se elimina y se presenta otro o no queda salida. Esa es la principal razón que lleva a Redondo a tomar su decisión. Si la base es acercarse al nacionalismo no hay para Redondo posibilidad de hacer política. El PSOE excluye al PNV en Madrid, en el Pacto Antiterrorista, y se abraza a él en el País Vasco pero fomentado también desde Ferraz. El propio González ha minado la figura de Redondo Terreros. Las acusaciones de sumisión no han cesado. Otra vez el doble juego y el desconcierto socialista.
Javier Rojo, única concesión en la maniobra de Blanco
La gestora precongresual del PSE evidencia que la coherencia de Redondo no gusta. Sólo se deja un hueco. Uno de cuatro. Javier Rojo, senador y líder de los socialistas alaveses, será al único que apoye la política de Redondo. El resto, todo serán reproches.
Pepe Blanco, el organizador del PSOE, no ha dejado demasiadas posibilidades. La excusa es buscar a los tres secretarios provinciales (Guipúzcoa, Vizcaya, Álava). Queda fuera Rosa Díez, que aunque no es precisamente una escudera de Redondo, sí defendía su política. Tiene demasiado trabajo en Europa. En su lugar, se coloca a Jáuregui. Algunas voces críticas en el PSE califican a Pepe Blanco de “maniobrero” y de diseñar una gestora a la carta. Lo ha dicho Carlos Pera, alcalde de Baracaldo.
Así, la gestora queda compuesta por Ramón Jáuregui como presidente, Patxi López, Manuel Huertas y Javier Rojo.
El secretario del PSE en Vizcaya, Patxi López decidió decantarse por la línea marcada por Eguiguren, la antítesis de Redondo, pese a que al principio apoyaba al secretario general. Quitadas las caretas, deja de ser garantía de futuro. También en ayuda del vicesecretario Eguiguren acude, gracias a Blanco, el secretario socialista de Guipúzcoa (cuna de la crisis), Manuel Huertas .
Sólo Javier Rojo , secretario general de los socialistas alaveses, mantendrá el sentir de Terreros. Luchar contra ETA. Alejarse de la ambigüedad nacionalista.
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Mientras, el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, decidió que él también tenía que aportar su granito de arena y decidió escribir otro proyecto, otro documento. Lógicamente, como refuerzo a las tesis de Eguiguren, es decir: vasquismo, consulta sobre autodeterminación y lenguaje ambiguo que deja la lucha contra ETA casi como efecto colateral .
La síntesis es imposible. No se puede revisar el documento Eguiguren . O se elimina y se presenta otro o no queda salida. Esa es la principal razón que lleva a Redondo a tomar su decisión. Si la base es acercarse al nacionalismo no hay para Redondo posibilidad de hacer política. El PSOE excluye al PNV en Madrid, en el Pacto Antiterrorista, y se abraza a él en el País Vasco pero fomentado también desde Ferraz. El propio González ha minado la figura de Redondo Terreros. Las acusaciones de sumisión no han cesado. Otra vez el doble juego y el desconcierto socialista.
Javier Rojo, única concesión en la maniobra de Blanco
La gestora precongresual del PSE evidencia que la coherencia de Redondo no gusta. Sólo se deja un hueco. Uno de cuatro. Javier Rojo, senador y líder de los socialistas alaveses, será al único que apoye la política de Redondo. El resto, todo serán reproches.
Pepe Blanco, el organizador del PSOE, no ha dejado demasiadas posibilidades. La excusa es buscar a los tres secretarios provinciales (Guipúzcoa, Vizcaya, Álava). Queda fuera Rosa Díez, que aunque no es precisamente una escudera de Redondo, sí defendía su política. Tiene demasiado trabajo en Europa. En su lugar, se coloca a Jáuregui. Algunas voces críticas en el PSE califican a Pepe Blanco de “maniobrero” y de diseñar una gestora a la carta. Lo ha dicho Carlos Pera, alcalde de Baracaldo.
Así, la gestora queda compuesta por Ramón Jáuregui como presidente, Patxi López, Manuel Huertas y Javier Rojo.
El secretario del PSE en Vizcaya, Patxi López decidió decantarse por la línea marcada por Eguiguren, la antítesis de Redondo, pese a que al principio apoyaba al secretario general. Quitadas las caretas, deja de ser garantía de futuro. También en ayuda del vicesecretario Eguiguren acude, gracias a Blanco, el secretario socialista de Guipúzcoa (cuna de la crisis), Manuel Huertas .
Sólo Javier Rojo , secretario general de los socialistas alaveses, mantendrá el sentir de Terreros. Luchar contra ETA. Alejarse de la ambigüedad nacionalista.
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