(Libertad Digital) El 80 por ciento de las más de 67.000 mesas repartidas por todo el país abrió a la hora señalada, las 08.00 horas locales, y en el resto hubo demoras principalmente debido a la impuntualidad de los titulares, dijo un portavoz del tribunal nacional electoral. En la provincia de Santa Fe, donde hay zonas anegadas por las aguas a causa de un temporal de lluvia, hubo mayores dificultades para instalar las urnas y constituir las mesas.
Más de 25,4 millones de argentinos están llamados a elegir hoy a su presidente y vicepresidente para el período 2003-2007 entre 18 candidaturas, de las cuales sólo cinco aparecen con posibilidades de triunfo en las encuestas. En las provincias de La Rioja y San Luis se vota también para gobernador y en la de Santiago del Estero se eligen los diputados que la representarán en el Parlamento nacional. Tradicionalmente, en Argentina la afluencia de votantes a las urnas es mayor a partir del mediodía y también está siendo así en esta elección presidencial, la quinta desde que en 1983 el país recuperó la democracia después de un cruento gobierno militar.
El ex presidente Carlos Menem, que figura como favorito con una leve ventaja sobre otros dos candidatos, el también peronista Néstor Kirchner y el conservador Ricardo López Murphy, madrugó para votar en la provincia de La Rioja, donde nació hace 72 años. Menem dijo a los periodistas que ganará en primera vuelta, a pesar de que los sondeos dicen que ningún candidato obtendrá el respaldo mínimo que exige la ley para proclamarse ganador en primera instancia, y arremetió contra el presidente Eduardo Duhalde, con quien está enfrentado pese a pertenecer al mismo partido.
Tanto López Murphy como Daniel Scioli, candidato a vicepresidente en la fórmula de Kirchner, fueron insultados cuando acudieron a votar, el primero en Adrogué, en el cinturón de Buenos Aires, y el segundo en un barrio de la capital argentina. Jóvenes que se identificaron como integrantes de la organización radical Quebracho, que tuvo un gran protagonismo en los disturbios anteriores y posteriores a la renuncia de Fernando de la Rúa a la Presidencia, a fines de 2001, profirieron insultos y lanzaron panfletos contra los políticos al paso de López Murphy y Scioli. La candidata a la Presidencia de la minoritaria Izquierda Unida, Patricia Walsh, también vivió una situación parecida cuando fue a sufragar a la localidad bonaerense de San Martín, en este caso por parte de seguidores de Menem.
Desde La Rioja, antes de tomar el avión que le llevó a Buenos Aires, Menem repudió a los "escrachadores", mientras que López Murphy alertó contra quienes quieren hacer prevalecer la "violencia y la prepotencia", y Walsh advirtió de que "se está intentando generar un clima de violencia creciente". La posibilidad de que estallidos violentos empañen estas elecciones es una de las preocupaciones de las autoridades, que han movilizado más de 85.000 policías y militares para impedirlo. Los grupos de "piqueteros", como se conoce a quienes cortan carreteras y calles para pedir empleo y ayuda social, han anunciado manifestaciones pese a estar prohibidas.
Otra preocupación obedece a las denuncias de que puede haber fraude en el cómputo de votos hechas desde algunos partidos de oposición y desestimadas por el Gobierno, la justicia electoral y los observadores internacionales. La juez con competencia electoral María Servini de Cubría aseguró que "es imposible que haya fraude" y defendió el sistema para realizar el cómputo de sufragios dispuesto por la Justicia. En declaraciones a Radio Mitre, Servini aseguró que si es necesario "se abrirán las urnas una por una y se contará voto por voto" para dar credibilidad a los comicios.
La juez señaló que el verdadero escrutinio comienza el próximo miércoles, cuando se analizarán también las posibles impugnaciones presentadas, que se prevé que serán numerosas dadas las escasas diferencias entre candidatos que auguran los sondeos. El ex presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) también rechazó la posibilidad de que se produzca un fraude en los comicios.
Más de 25,4 millones de argentinos están llamados a elegir hoy a su presidente y vicepresidente para el período 2003-2007 entre 18 candidaturas, de las cuales sólo cinco aparecen con posibilidades de triunfo en las encuestas. En las provincias de La Rioja y San Luis se vota también para gobernador y en la de Santiago del Estero se eligen los diputados que la representarán en el Parlamento nacional. Tradicionalmente, en Argentina la afluencia de votantes a las urnas es mayor a partir del mediodía y también está siendo así en esta elección presidencial, la quinta desde que en 1983 el país recuperó la democracia después de un cruento gobierno militar.
El ex presidente Carlos Menem, que figura como favorito con una leve ventaja sobre otros dos candidatos, el también peronista Néstor Kirchner y el conservador Ricardo López Murphy, madrugó para votar en la provincia de La Rioja, donde nació hace 72 años. Menem dijo a los periodistas que ganará en primera vuelta, a pesar de que los sondeos dicen que ningún candidato obtendrá el respaldo mínimo que exige la ley para proclamarse ganador en primera instancia, y arremetió contra el presidente Eduardo Duhalde, con quien está enfrentado pese a pertenecer al mismo partido.
Tanto López Murphy como Daniel Scioli, candidato a vicepresidente en la fórmula de Kirchner, fueron insultados cuando acudieron a votar, el primero en Adrogué, en el cinturón de Buenos Aires, y el segundo en un barrio de la capital argentina. Jóvenes que se identificaron como integrantes de la organización radical Quebracho, que tuvo un gran protagonismo en los disturbios anteriores y posteriores a la renuncia de Fernando de la Rúa a la Presidencia, a fines de 2001, profirieron insultos y lanzaron panfletos contra los políticos al paso de López Murphy y Scioli. La candidata a la Presidencia de la minoritaria Izquierda Unida, Patricia Walsh, también vivió una situación parecida cuando fue a sufragar a la localidad bonaerense de San Martín, en este caso por parte de seguidores de Menem.
Desde La Rioja, antes de tomar el avión que le llevó a Buenos Aires, Menem repudió a los "escrachadores", mientras que López Murphy alertó contra quienes quieren hacer prevalecer la "violencia y la prepotencia", y Walsh advirtió de que "se está intentando generar un clima de violencia creciente". La posibilidad de que estallidos violentos empañen estas elecciones es una de las preocupaciones de las autoridades, que han movilizado más de 85.000 policías y militares para impedirlo. Los grupos de "piqueteros", como se conoce a quienes cortan carreteras y calles para pedir empleo y ayuda social, han anunciado manifestaciones pese a estar prohibidas.
Otra preocupación obedece a las denuncias de que puede haber fraude en el cómputo de votos hechas desde algunos partidos de oposición y desestimadas por el Gobierno, la justicia electoral y los observadores internacionales. La juez con competencia electoral María Servini de Cubría aseguró que "es imposible que haya fraude" y defendió el sistema para realizar el cómputo de sufragios dispuesto por la Justicia. En declaraciones a Radio Mitre, Servini aseguró que si es necesario "se abrirán las urnas una por una y se contará voto por voto" para dar credibilidad a los comicios.
La juez señaló que el verdadero escrutinio comienza el próximo miércoles, cuando se analizarán también las posibles impugnaciones presentadas, que se prevé que serán numerosas dadas las escasas diferencias entre candidatos que auguran los sondeos. El ex presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) también rechazó la posibilidad de que se produzca un fraude en los comicios.