L D (EFE) Entre 1970 y 1999, los doctores proveyeron a los científicos con órganos para sus investigaciones sin el consentimiento necesario de las familias de las víctimas, gracias a un vacío legal que ahora el Gobierno británico quiere enmendar. Al parecer, todavía existen unos 24.000 cerebros almacenados en hospitales y universidades del Reino Unido, la mitad del total presuntamente extraído para los experimentos.
El Gobierno se plantea cambiar la ley este verano para acabar con los abusos y castigar expresamente a los cirujanos que vulneren las normas, que prohíben la extirpación de órganos de cadáveres sin el permiso de los familiares del difunto. Al no existir, hasta el momento, medidas punitivas, los médicos llevaban a cabo estas operaciones, y los científicos aceptaban los órganos sin objeción, dado que no podían obtenerlos de ninguna otra manera, explica el diario. A diferencia de los estudiantes de medicina, los investigadores de las universidades no tienen acceso a las autopsias que se hacen en los hospitales.
En 2001, el Gobierno británico ya descubrió que el hospital Alder Hey de Merseyside, en el noroeste de Inglaterra, almacenaba de forma ilegal más de 170 órganos de 3.500 niños. En ese momento, el ministro de Sanidad, Alan Milburn, ya prometió cambiar la ley -una medida que aún no se ha tomado-, y los padres de los pequeños fueron indemnizados con un total de siete millones de euros.
El Gobierno se plantea cambiar la ley este verano para acabar con los abusos y castigar expresamente a los cirujanos que vulneren las normas, que prohíben la extirpación de órganos de cadáveres sin el permiso de los familiares del difunto. Al no existir, hasta el momento, medidas punitivas, los médicos llevaban a cabo estas operaciones, y los científicos aceptaban los órganos sin objeción, dado que no podían obtenerlos de ninguna otra manera, explica el diario. A diferencia de los estudiantes de medicina, los investigadores de las universidades no tienen acceso a las autopsias que se hacen en los hospitales.
En 2001, el Gobierno británico ya descubrió que el hospital Alder Hey de Merseyside, en el noroeste de Inglaterra, almacenaba de forma ilegal más de 170 órganos de 3.500 niños. En ese momento, el ministro de Sanidad, Alan Milburn, ya prometió cambiar la ley -una medida que aún no se ha tomado-, y los padres de los pequeños fueron indemnizados con un total de siete millones de euros.