L D (EFE) Los trabajadores del sector metalúrgico del este de Alemania irán a la huelga a partir del próximo día 2 de junio, después de que una amplia mayoría de los sindicalistas votara a favor de la lucha laboral. El sindicato IG-Metall ha dado a conocer este domingo los resultados de la votación iniciada a comienzos de semana tras el fracaso de las negociaciones en torno a la introducción del modelo germano-occidental de jornada laboral, es decir, de 35 horas semanales. Según los datos del sindicato, en las votaciones participó un 97,4 por ciento de los afiliados, de los que 83,06 se pronunciaron a favor de la huelga. Para convocar la huelga hubiera hecho falta un respaldo mínimo del 75 por ciento de los votos.
Tras publicarse las cifras, el dirigente sindical Hasso Düvel dijo que “el resultado demuestra el grado de decisión con el que los trabajadores quieren luchar a favor de la implantación paulatina de la semana laboral de 35 horas". El sindicato ha dejado entrever que los primeros paros podrían producirse en la empresa siderúrgica Eko en Eisenhüttenstadt, en el turno de noche del 1 al 2 de junio.
Sin transportes, educación y recogida de basura
Mientras tanto en Francia, donde fracasó estrepitosamente la reducción de la jornada hasta las 35 horas, miles de personas desfilaron por las calles de París contra la reforma del sistema de pensiones en un nuevo desafío al Gobierno de Raffarain, que deberá afrontar otra oleada de huelgas desde la próxima semana. Fuentes de los sindicatos señalaron que al comienzo de la marcha había "varios cientos de miles" de manifestantes en el punto de salida, la plaza de la Nación, y en las calles adyacentes, a las que debían aún sumarse los viajeros de autobuses que venían de diversos puntos del país. La Policía, por su parte, calculó en una estimación preliminar en 150.000 los participantes.
La marcha de la capital, con vocación nacional, fue organizada cuando el Gobierno dio por cerradas, a mediados de mes, las negociaciones después de obtener el visto bueno de uno de los sindicatos mayoritarios, la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT). La CFDT consiguió algunas concesiones después de haber formado parte de los organizadores de la huelga del día 13, que paralizó los transportes públicos y la Administración y sacó a la calle a más de un millón de personas en todo el país.
El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Bernard Thibault, exigió al Gobierno que renuncie a presentar –como está previsto– el proyecto de ley sobre las pensiones el próximo miércoles. En una línea similar, el líder de Fuerza Obrera (FO), Marc Blondel, insistió en su disposición a continuar con los paros convocados para el próximo martes en diversos servicios públicos. La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) ha tenido que anular el 80 por ciento de los vuelos que debían despegar o aterrizar en los aeropuertos franceses por la huelga convocada por los controladores aéreos el martes. Ese paro coincidirá con un nueva huelga en el sector de la educación (el séptimo de este curso) y en otras administraciones. La CGT y FO anunciaron además la convocatoria de una huelga ilimitada, desde el lunes, en la recogida de basuras de París.
Tras publicarse las cifras, el dirigente sindical Hasso Düvel dijo que “el resultado demuestra el grado de decisión con el que los trabajadores quieren luchar a favor de la implantación paulatina de la semana laboral de 35 horas". El sindicato ha dejado entrever que los primeros paros podrían producirse en la empresa siderúrgica Eko en Eisenhüttenstadt, en el turno de noche del 1 al 2 de junio.
Sin transportes, educación y recogida de basura
Mientras tanto en Francia, donde fracasó estrepitosamente la reducción de la jornada hasta las 35 horas, miles de personas desfilaron por las calles de París contra la reforma del sistema de pensiones en un nuevo desafío al Gobierno de Raffarain, que deberá afrontar otra oleada de huelgas desde la próxima semana. Fuentes de los sindicatos señalaron que al comienzo de la marcha había "varios cientos de miles" de manifestantes en el punto de salida, la plaza de la Nación, y en las calles adyacentes, a las que debían aún sumarse los viajeros de autobuses que venían de diversos puntos del país. La Policía, por su parte, calculó en una estimación preliminar en 150.000 los participantes.
La marcha de la capital, con vocación nacional, fue organizada cuando el Gobierno dio por cerradas, a mediados de mes, las negociaciones después de obtener el visto bueno de uno de los sindicatos mayoritarios, la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT). La CFDT consiguió algunas concesiones después de haber formado parte de los organizadores de la huelga del día 13, que paralizó los transportes públicos y la Administración y sacó a la calle a más de un millón de personas en todo el país.
El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Bernard Thibault, exigió al Gobierno que renuncie a presentar –como está previsto– el proyecto de ley sobre las pensiones el próximo miércoles. En una línea similar, el líder de Fuerza Obrera (FO), Marc Blondel, insistió en su disposición a continuar con los paros convocados para el próximo martes en diversos servicios públicos. La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) ha tenido que anular el 80 por ciento de los vuelos que debían despegar o aterrizar en los aeropuertos franceses por la huelga convocada por los controladores aéreos el martes. Ese paro coincidirá con un nueva huelga en el sector de la educación (el séptimo de este curso) y en otras administraciones. La CGT y FO anunciaron además la convocatoria de una huelga ilimitada, desde el lunes, en la recogida de basuras de París.