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Fiesta de la Armada en París con Robredo como principal figura de la jornada

El tenis español colocó, en una jornada memorable, a cinco representantes en los octavos de final de Roland Garros, y a uno de ellos, Tommy Robredo como brillante verdugo del número uno del mundo, el australiano Lleyton Hewitt. Robredo, Ferrero, Costa y Mantilla se unieron a Moyá, clasificado desde el viernes, para imponer la ley española en París.

L D (EFE) Es la segunda vez en la historia que España cuenta con tantos representantes en esta instancia, aunque en 1998 se batió el récord con seis: Carlos Moyá, Alex Corretja, Félix Mantilla, Albert Costa, Francisco Clavet y Alberto Berasategui.

Pero fue Tommy Robredo, el discípulo de Miko Margets, el que hizo temblar la pista número uno, la conocida como Plaza de Toros, al confirmar sus propósitos y acabar con Hewitt en un duelo histórico, pues el australiano nunca había perdido un partido en su vida habiendo ganado los dos primeros sets. La fuerza mental de Robredo prevaleció sobre el espíritu combativo de Hewitt, quien ya antes de arribar a París había mostrado sus temores ante este Grand Slam al que considera maldito porque no se adapta a su juego.

El australiano ha ganado Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos pero sabe de sus carencias en tierra y más si en el cuadro se le cruza un español. Tuvo en su mano la victoria, pues aunque Robredo igualó a dos sets dispuso de una ventaja de 3-0 en el quinto, que el de Gerona neutralizó a base de coraje para ganar seis juegos consecutivos y destrozar anímicamente al australiano en tres horas y 24 minutos. "Ganar a Hewitt aquí y de esta manera es lo más grande, es la mejor victoria de mi carrera, superior incluso a la que logré contra Ferrero en el Abierto de Estados Unidos", dijo Robredo de nuevo en octavos (2001) y que se enfrentará ahora con el ganador del duelo entre el brasileño Gustavo Kuerten y el argentino Gastón Gaudio.

Para que no faltase de nada, Albert Costa escapó de nuevo de la derrota como un habilidoso Houdini, protagonizando un nuevo, pero peligroso milagro por el coste físico que conllevó, al derrotar al ecuatoriano Nicolás Lapentti en cuatro horas y 39 minutos, por 4-6, 4-6, 6-3, 6-4 y 6-4. Lapentti tuvo en sus manos la victoria pues dominaba dos sets a uno y estaba con 4-1 en el cuarto, pero el español logró cinco juegos consecutivos y siguió con vida. Luego, el de Guayaquil dispuso de una bola de ruptura en el quinto para situarse con 5-3 pero entonces estaba prácticamente acabado físicamente.

Lapentti acabó el partido cojo, sin poder moverse casi, destrozado físicamente y utilizando únicamente sus dejadas y el saque para hacer frente a Costa. El juez de silla, el sueco Lars Graf, le dio vida en el quinto juego de la última manga, cuando permitió que Nicolás se sentara para intentar recuperarse de sus calambres. El supervisor del torneo tuvo que intervenir entonces para decirle "si haces esto estás fuera", pero Lapentti tomó aire suficiente para aguantar un poco más y hacer su derrota un poco más agónica todavía. "Todavía no sé como he aguantado después de otros dos encuentros a cinco sets, pero esta victoria me da mucha fuerza y mucha motivación, y por eso aguanto en la pista. Casi no podía hablar al final del encuentro", dijo Costa.

El jugador español se había salvado en dos ocasiones del K.O. en París, primero contra el argentino Sergio Roitman y después contra el checo Radek Stepanek, pero ganó in extremis en cinco sets. Nunca antes un defensor del título había necesitado cinco mangas en sus primeros partidos para avanzar en el cuadro al año siguiente. Costa se enfrentará en octavos con el francés Arnaud Clement, que derrotó a su compatriota Nicolas Coutelot, por 6-4, 6-3 y 6-2. Le ha vencido ya en las dos ocasiones que se han enfrentado.

Juan Carlos Ferrero impuso su juego de fondo para dejar fuera de combate al británico Tim Henman, por 4-6, 6-2, 6-4 y 6-2, en dos horas y 50 minutos. Ferrero, tercer favorito, se enfrentará en esa ronda contra Félix Mantilla, que derrotó a su compatriota Fernando Vicente, por 7-6 (3), 6-3 y 6-3, lo que garantiza ya un español en cuartos de final.

Tampoco falló Conchita Martínez ante la rusa Tina Pisnik y la aragonesa volvió a colocar su nombre en los octavos de final al vencer por 6-3 y 6-3. Conchita, finalista en el 2000, había naufragado en los años siguientes con derrotas en tercera y segunda ronda. Ahora se medirá con la estadounidense Lindsay Davenport (6 favorita) verdugo de la francesa Nathalie Dechy.

Vera Znovareva, una de las más firmes promesas del circuito, cerró el paso a María Antonia Sánchez Lorenzo, al vencerla por 6-3 y 6-4. Zvonareva, ganadora este año de su primer torneo del circuito en Bol, y fue semifinalista en Estrasburgo. Se impuso a la española, que tuvo problemas en el codo derecho, en una hora y 41 minutos.

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