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(08-06-03) Las movilizaciones contra el Gobierno empiezan a afectar a la economía

Las movilizaciones contra la reforma de las pensiones en Francia no consigue ser masiva, pero su persistencia en el tiempo y la determinación de los huelguistas, con acciones radicalizadas para bloquear los transportes, empiezan a causar estragos en la economía y ponen en peligro los exámenes de fin de curso.

L D (EFE) Pese a que el presidente de la compañía de ferrocarriles SNCF, Louis Gallois, había prometido la vuelta a la normalidad desde este viernes, los hechos le volvieron a desmentir con incidentes salpicados en todo el país a lo largo del sábado. La compañía, que estimaba el seguimiento de la huelga en torno al 10 por ciento, tuvo que cancelar la tercera parte de los trenes de largo recorrido convencionales y una proporción similar en ciertas líneas de los Trenes de Alta Velocidad (TGV).

En cuanto a los trenes regionales y los de cercanías de París, funcionaban la mitad de las frecuencias normales, y continuaban los problemas en los transportes urbanos de muchas ciudades como en el metro de París, donde había “perturbaciones” en cinco de las 14 líneas. Se reprodujeron, como en los días anteriores, actos de sabotaje, como la ocupación por unas 80 personas de las pistas del aeropuerto de Bastia, en la isla de Córcega, lo que impidió los despegues y aterrizajes durante varias horas, o la inhabilitación de un peaje de la autopista A54 a la altura de Arles (sureste).

La SNCF ha reconocido haber perdido 120 millones de euros en las huelgas del último mes y las empresas que utilizan como medio de transporte para sus mercancías el ferrocarril (en Francia representa el 20 por ciento de los volúmenes totales) no dejan de mostrar inquietud. Así, la huelga amenaza con paralizar cinco de las 20 plantas químicas de Atofina por falta de materias primas, Rhodia ha tenido que transferir sus convoyes a la carretera o los exportadores de cereales del puerto de Ruán (el primero de Europa por volúmenes) no saben cómo gestionar la situación. Muchas empresas dudan de la capacidad de la SNCF para volver a ofrecer la próxima semana un servicio regular, sobre todo porque a partir del martes, los cuatro sindicatos que lideran la oposición a la reforma de las pensiones han convocado paros generalizados.

La Confederación General del Trabajo (CGT), Fuerza Obrera (FO), la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos (UNSA) y la Federación Sindical Unitaria (FSU) han querido reactivar las protestas coincidiendo con el inicio de la tramitación parlamentaria del proyecto de ley del Gobierno sobre las pensiones. Ese será el cuarto día de huelgas generalizadas en los transportes —varios sindicatos de controladores aéreos y de Air France se han sumado a la convocatoria— después del 13 y 25 de mayo y del 3 de junio.

En el caso de los profesores, que protestan también contra los planes de transferencia de 110.000 empleados de centros escolares a las administraciones regionales y locales, el punto de inflexión lo puede marcar el próximo jueves, cuando empiezan los exámenes de selectividad. Los principales sindicatos, incluido el mayoritario SNES, han lanzado un llamamiento a la huelga para ese día “si no hay signos” para corregir el plan de descentralización del Gobierno.

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