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ANÁLISIS: La deuda de Castro con España

El presidente del Gobierno español se reunió el 8 de mayo en Washington con los congresistas cubano-americanos Lincoln Díaz Balart, Mario Díaz Balart y Ileana Ros-Lethinen. En la reunión se abordó el tema de los 75 disidentes cubanos condenados a 1.454 años de cárcel.

L D (V. Llano) Al concluir su encuentro con los políticos estadounidenses, José María Aznar no quiso adelantar si su Gobierno -que goza de un mayoritario apoyo parlamentario- hará algo en contra en contra de la tiranía comunista. El mandatario español se conformó con asegurar que “las relaciones de España con Cuba están bien como están ahora”. Hasta el momento, el Gobierno, escudándose en “la posición común” de la Unión Europea (la pasada semana se pactaron sanciones contra Cuba, entre ellas la revisión de la posición común en los próximos meses a instancias, entre otros, del Gobeirno español) respecto a Cuba, no ha tomado medida alguna en contra de la tiranía de Castro. Pero hasta el anuncio de la UE, el Gobierno español lejos de amenazar a los verdugos con romper todo tipo de relaciones con ellos, ni siquiera llamó a consultas al embajador español en La Habana. Otros países lo han hecho, pero España, con más responsabilidad en la Isla que ninguno de ellos, aún no ha decidido qué puede hacer en solitario para ayudar a las víctimas de un asesino que cobija a varios etarras, recibe miles de euros de las autonomías españolas, y es dueño del país que más dinero nos debe.

El principal deudor de España

A pesar de que según Aznar las relaciones con el Gobierno de Castro “están bien como están ahora”, el Ejecutivo que preside, en respuesta a una pregunta parlamentaria del socialista Manuel Ceferino Díaz, confirmó que Cuba no sólo ocupa el primer lugar en la lista de los países morosos de España, sino que también es el Estado que más incumple la obligación de devolver una deuda que mientras exista el régimen actual jamás se va a cobrar. De hecho, el cortijo de los hermanos Castro, representa por sí sólo casi un tercio (32, 53 por ciento) del incumplimiento total de la deuda que con España mantienen todos los otros países de los que somos acreedores. Menos mal que mantenemos buenas relaciones, si fueran malas, Castro se quedaba con toda la cornisa cantábrica.

Tal vez, los que corrieron a hacer negocios con los verdugos y consintieron en utilizar a miles de cubanos como mano de obra esclava, aprendan la lección; sin embargo, su avaricia y lo mucho que perdieron en la prisión grande, no puede convertir al Gobierno español en permanente rehén de los tiranos. Pero no son sólo las inversiones. Los cubanos jamás olvidarán cómo en el aeropuerto de La Habana aterrizaban miles de aviones atestados de españoles maduros en busca de la más joven y barata prostitución que existe hoy en el mundo. Quizás a “La Gran Madame de Cuba” le queden pocos años de vida, pero cuando por fin muera, serán muchas las familias que recordarán con justificado rencor como sus hijas -todavía adolescentes- se vieron obligadas a ofrecerse a cambio de unas medias a un “galleguito” que se creyó “Don Juan” en La Habana Vieja, como se les negó la entradas en los hoteles españoles, y como se les pagó un sueldo miserable en pesos, mientras el especulador sin escrúpulos le pagaba a Esteban Dido su salario en dólares.

Condenas tibias en las Cortes, con la abstención de IU

Sin embargo, no tenemos noticias de que el gobierno español haya ordenado a su embajador en La Habana que se interese por la suerte que están corriendo los disidentes que su más importante deudor ha encarcelado. Casi tres meses después de que en Cuba se haya encarcelado a la disidencia más comprometida, el partido que con mayoría absoluta gobierna en la “madre patria”, se conforma con aprobar dos mociones en las que condenan los crímenes de la tiranía, y solicitar a la Presidencia del Senado que en el caso de que Castro no libere a los detenidos se le retire una medalla que le concedieron hace años. Incluso esta última iniciativa está rodeada de ambigüedad. No se establece un plazo de tiempo para retirar el honor que injustamente se concedió. Lo que quiere decir que Castro puede esperar a liberar a los disidentes cuando salgan de la cárcel camino del cementerio.

No obstante, y a pesar de que nadie parece darse prisa en ayudarles a poner fin a su sufrimiento, varios grupos del exilio cubano en España realizarán dos nuevas concentraciones en Madrid con intención de que no se olvide lo que ocurre en su país. El primero de estos actos se celebrará el sábado 17 de Mayo, a la 12 de la mañana frente a la Embajada de Cuba (Paseo de La Habana 194). El segundo, el martes 20, también a las 12, en la Plaza de Alonso Martínez. Las víctimas de Castro sueñan con que los jueces españoles procesen a su verdugo, pero ni siquiera se les autoriza a reunirse delante de la Audiencia Nacional. La autoridad competente no puede permitir que se presione a los magistrados. Las víctimas de Pinochet contaron con más facilidades y sí pudieron presionar a los jueces de la Audiencia. Pero claro, ¿cómo vamos a comparar a los chilenos con los cubanos? Mucho menos con los iraquíes. Por fortuna para estos últimos, la famosa “posición común europea” no pudo salvar a Sadam Husein. Lástima que ahora le sirva al gobierno español para justificar la presencia de una embajadora de Castro en España.

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