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La última jugada de Tamayo deja a Zapatero a merced de Aznar en la sesión de control

Una vez más Aznar reaparece en una sesión de control. Ahora que Tamayo y Sáez han anunciado que apoyarán la investidura de Simancas, el presidente ha encontrado el momento de cebarse con Zapatero. Le exige que retire las acusaciones de golpismo contra el PP y que diga qué hará con "los despojos" (como les llamó Bono) que le apoyarón en el 35 Congreso y que iban en sus listas.

(Libertad Digital) La sesión de control al Gobierno de este miércoles ha vuelto a evidenciar el cansancio político de Zapatero. Como si nada hubiera pasado, quiso aparentar serenidad ciñéndose a la pregunta que tenía planteada sobre la inseguridad ciudadana. Sólo se acercó al escándalo de su partido en Madrid para decirle a Aznar –en un tono intencionadamente pausado– que “tenga un poco de paciencia”. En el hemiciclo hubo exclamaciones desde los bancos populares. Aznar respondió a la pregunta como trámite pero lanzó el guante: “yo le invito esta tarde a que explique” lo que ha sucedido y lo que va a suceder ahora en su partido. Cuando el propio Tamayo ya ha confirmado por carta que apoyará a Simancas, el presidente desmontaba así toda la teoría conspirativa vertida en los últimos días contra el PP y que tiene su máxima expresión en la desastrosa querella, repleta de errores, presentada por el PSOE.

Pero Zapatero volvió a esconderse: “Tenga paciencia, tranquilidad y calma”. Su tono volvió a despertar a los diputados, indignados por la petición de Zapatero después de la dura campaña del PSOE y la cadena SER. Tras ello, el líder socialista dijo que “de momento quien hace las preguntas aquí soy yo. Ya llegará el momento en que le pregunte yo sobre este tema”. Y volvió a la inseguridad ciudadana.

Aznar resolvió con rapidez y volvió, esta vez con mayor dureza: “Usted tiene que dar explicaciones porque ha acusado al PP de dar un golpe”. Y añadió que esas explicaciones también deberían pasar por aclarar “por qué esas personas (Tamayo y Sáez) le ayudan a usted a ser secretario general y están en sus listas”. Dando un paso más, Aznar remata su intervención destacando con ironía la evidencia: “Tiene su señoría un pequeño problema”. Y parte de ese problema, según Aznar pasa por “Madrid, Navarra, Cataluña, el País Vasco, y San Sebastián”. Todos ellos ejemplos del eclipse político de Zapatero y de episodios de desobediencia y desautorización.

Cerró Aznar instando al PSOE: “son otros los que tienen que dar explicaciones. Ahora tendrá que decidir que hacer con esas basuras, esos despojos”, dos de los calificativos que se han dedicado a Tamayo y Sáez.

Con Llamazares, la polémica fue menos sorprendente. Aznar dejó claro que sabiendo a quién van a votar los diputados tránsfugas (a Simancas), “espero que retire todas las acusaciones”. Pero el líder comunista, visiblemente irritado, reclamó una reunión de todos los partidos para que “prevalezca el resultado mayoritario en Madrid y modifiquemos la ley electoral y la de incompatibilidades”. Terminó Llamazares diciéndole a Aznar que “en sus manos está no lavarse las manos”.

El presidente del Gobierno contestó que “se ha llamado golpista al PP”. Tras ello, resumió la situación: “no hay más que una lucha entre sectas o entre clanes de un partido, que no es el PP”. De hecho, el apoyo de Tamayo a Simancas lo demuestra y deja al PSOE en la peor de las situaciones.

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