(Libertad Digital) Este miércoles, el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el alcalde-presidente de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, coincidieron en los cursos de verano que las Nuevas Generaciones del PP dan en San Lorenzo del Escorial. Gallardón abrió la jornada con una conferencia en la que, de forma implícita, justificó su actuación en los acontecimiento ocurridos en torno al caso Simancas y por la que algunos sectores del PP le han acusado de haberse vuelto a distanciar del partido. En un claro mensaje a sus detractores, Gallardón dijo que "los dogmáticos" que criminalizan a los que se relacionan con personas de otros partidos políticos son "los más débiles de pensamiento", así como "los que más dudas y menos fe tienen en sus ideas".
Respecto a su polémica asistencia a la toma de posesión del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, Gallardón dijo que no le “gustaría militar en un partido que me dijese que mis amigos sólo pueden ser de ese partido político". En cuanto a la sucesión de Aznar, consideró que el modelo elegido por el PP es democrático y recordó que este debate "esta eclipsando la honradez democrática de Aznar" de cumplir su promesa de mantenerse solo dos legislaturas. Por cierto, que frente a quienes dentro de su partido le descartan de la carrera por la sucesión, Gallardón insiste en mantener su candidatura y explicó que a suceder a Aznar no hay tres o cuatro, sino que optan hasta una decena. El alcalde-presidente recurrió a la alegoría ecuestre que inventó el diario "El Mundo" con su "Hipódromo" y se refirió a Mayor, Rato y Rajoy como sus "compañeros de cuádriga".
Termina Gallardón y llega Aznar
Gallardón, satisfecho con su discurso, se marchó a tomar un café para hacer tiempo. Entonces le comunicaron la llegada del presidente y salió raudo a su encuentro. Tanto que fue él mismo el que le abrió la puerta del coche, antes incluso que los escoltas. Aznar saludó a la presidenta de Nuevas Generaciones, Carmen Fúnez y luego le estrechó la mano y le saludó con un escueto: “luego hablamos”. El contenido de esa posible charla futura se puede intuir a juzgar por las palabras del presidente en el coloquio de las Nuevas Generaciones. Aznar aprovechó la presencia de Gallardón para lanzar un mensaje inequívoco: Los populares no tienen que ayudar al Partido Socialista a salir de la crisis en la que están inmersos por el enfrentamiento entre sus clanes de Madrid. “En el PSOE y en la FSM hay problemas que nosotros no tenemos por qué ayudar a arreglar y, aunque quisiéramos, no podríamos”.
Respecto a su sucesión, el presidente del PP afirmó que en el proceso de designación se cumplirán las normas internas del partido y todo el mundo "podrá opinar" y reiteró que ese proceso se llevará a cabo "cuando toque". Aznar subrayó su convicción de que la decisión de no continuar es "buena para mi país y buena para mi partido", para que no se cometa el error de vincular el proyecto a su persona. Aznar confesó que ve este proceso con "tranquilidad", y con "un espíritu divertido" pero recomendó que se aplace el debate hasta después del verano.
Respecto a su polémica asistencia a la toma de posesión del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, Gallardón dijo que no le “gustaría militar en un partido que me dijese que mis amigos sólo pueden ser de ese partido político". En cuanto a la sucesión de Aznar, consideró que el modelo elegido por el PP es democrático y recordó que este debate "esta eclipsando la honradez democrática de Aznar" de cumplir su promesa de mantenerse solo dos legislaturas. Por cierto, que frente a quienes dentro de su partido le descartan de la carrera por la sucesión, Gallardón insiste en mantener su candidatura y explicó que a suceder a Aznar no hay tres o cuatro, sino que optan hasta una decena. El alcalde-presidente recurrió a la alegoría ecuestre que inventó el diario "El Mundo" con su "Hipódromo" y se refirió a Mayor, Rato y Rajoy como sus "compañeros de cuádriga".
Termina Gallardón y llega Aznar
Gallardón, satisfecho con su discurso, se marchó a tomar un café para hacer tiempo. Entonces le comunicaron la llegada del presidente y salió raudo a su encuentro. Tanto que fue él mismo el que le abrió la puerta del coche, antes incluso que los escoltas. Aznar saludó a la presidenta de Nuevas Generaciones, Carmen Fúnez y luego le estrechó la mano y le saludó con un escueto: “luego hablamos”. El contenido de esa posible charla futura se puede intuir a juzgar por las palabras del presidente en el coloquio de las Nuevas Generaciones. Aznar aprovechó la presencia de Gallardón para lanzar un mensaje inequívoco: Los populares no tienen que ayudar al Partido Socialista a salir de la crisis en la que están inmersos por el enfrentamiento entre sus clanes de Madrid. “En el PSOE y en la FSM hay problemas que nosotros no tenemos por qué ayudar a arreglar y, aunque quisiéramos, no podríamos”.
Respecto a su sucesión, el presidente del PP afirmó que en el proceso de designación se cumplirán las normas internas del partido y todo el mundo "podrá opinar" y reiteró que ese proceso se llevará a cabo "cuando toque". Aznar subrayó su convicción de que la decisión de no continuar es "buena para mi país y buena para mi partido", para que no se cometa el error de vincular el proyecto a su persona. Aznar confesó que ve este proceso con "tranquilidad", y con "un espíritu divertido" pero recomendó que se aplace el debate hasta después del verano.