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El Gobierno de Blair se plantea revisar el estatus de la BBC por el caso Kelly

En vez de asumir su responsbailidad por las mentiras y manipulaciones de la cadena, el presidente de la BBC, Gavyn Davies, lanzó este domingo duros ataques contra el Gobierno británico, al que acusó de buscar venganza por las noticias emitidas y de querer acabar con su independencia. La cadena pública critica al Gobierno para quitar hierro a las manipulaciones de la cadena sobre los informes de Irak. El caso Kelly podría acabar con el status de la cadena desde hace 80 años, como ya se plantea el ministerio de Cultura del Reino Unido.

L D (Agencias) En un artículo publicado este domingo en el diario "The Sunday Telegraph", Davies asegura que están siendo "castigados por tomar un punto de vista distinto, en asuntos editoriales, del que tienen el Gobierno y sus partidarios". "Como hemos tenido esa temeridad, se ha sugerido que podría barrerse un sistema que ha protegido a la BBC durante 80 años y ser reemplazado por un regulador externo que doblegaría a la BBC", agregó. En los últimos días, miembros del Gobierno de Tony Blair, como la ministra de Cultura, han dejado caer que podría revisarse el capítulo por el que se rige el funcionamiento de la British Broadcasting Corporation (BBC).

Un portavoz de Cultura ha negado, sin embargo, que la revisión de ese capítulo implique la reducción de la independencia de la cadena. "Espero que las cabezas más sabias del Gobierno prevalezcan. Sólo hay una razón por la que la BBC ha podido crear la confianza de la audiencia durante tantos años", porque "no es, con énfasis, la voz del Estado", indicó el presidente de la cadena pública. Según Davies, "durante y después de la guerra, la BBC ha mantenido su tradicional apego a la imparcialidad y a la verdad bajo unas presiones casi intolerables". La BBC mintió repetidas veces al manipular los cargos de sus fuentes, malinterpretar sus palabras y agarrarse a esas manifestaciones sobre una prueba del informe en concreto (los 45 minutos en los que Sadam podía armas su arsenal de destrucción masiva) para acusar a Blair de mentir en los informes que llevaron a Reino Unido a la guerra. La pelea entre el Gobierno y la BBC tuvo su origen en una controvertida información del periodista Andrew Gilligan, emitida en mayo, en la que afirmó que el Gobierno había presionado a los servicios secretos para "inflar" las pruebas contra Irak en los meses previos a la guerra.

Días más tarde, Gilligan acusó directamente al jefe de Comunicación de Blair, Alastair Campbell, de ejercer esa presión sobre los servicios de inteligencia. Su fuente principal fue el científico David Kelly (asesor de Defensa, que no pertenecía a los servicios secretos y que desmintió que sus palabras a Gilligan significaran que el Gobierno había manipulado o mentido en los informes, además de solo hablar de un prueba en concreto), cuyo cadáver apareció el pasado día 18 en un camino cerca de su casa, con las venas cortadas y junto a un cuchillo y un tubo de analgésicos. La BBC mantuvo la información de Gilligan y desveló que Kelly era su fuente principal después de su muerte, cuando ya no se podía defender. Es decir, primkero no quiere revelar su fuente, pero al final, y una vez descubierto por el Gobierno y hecho público, lo reconoce una vez muerto y no sólo no lo defiende sino que hará públicas una entrevista con otra periodista de la cadena (que también tergiversó el trabajo de Kelly). Ahora, el juez James Hutton iniciará en los próximos días una investigación sobre la muerte del científico, que falleció, según los medios británicos, en un aparente suicidio.

Kelly era un experto en armas que asesoraba al Ministerio de Defensa, al que los medios británicos señalan como el departamento responsable de divulgar su nombre una semana antes de su fallecimiento. La muerte de Kelly ha provocado la mayor crisis política en los seis años de Gobierno de Tony Blair y la caída de la credibilidad de la BBC.

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