L D (EFE) Larrinaga explicó a Efe , en una conversación telefónica, que se encuentra "un poco triste" por marcharse "después de treinta y tantos años" impartiendo misa en la localidad. "Estoy un poco triste viendo en qué situación estamos. Estamos en pleno siglo XXI y en la asignatura de democracia, respeto y tolerancia, cero aún. Me da pena porque ante un nacionalismo beligerante, insultante... esa es una de las causas por las que lo he dejado, porque el grupo de feligreses que venía a apoyarme, que venían a misa los domingos, está viviendo una situación de heroicidad", relató el sacerdote.
Larrinaga dijo que "no quiero que mis feligreses, por apoyarme a mi ..., no les he hecho nada, están contentos conmigo hasta que han recibido consignas del nacionalismo intolerante que no admite que haya un cura que no piense en plan nacionalista". Para el párroco de Maruri, "se veía que era una situación paranoica, era de locura. La gente de aquí no venía a misa, iban a misa a otros sitios con un odio terrible hacia mi, cuando yo no les he hecho nada". A Larrinaga le han dolido las "malas caras, las miradas hacia otra parte de gente con la que me he llevado muy bien hasta hace un año, a la que he hecho muchos favores".
"No es la forma de seguir aquí. No me importa únicamente por mi, sino que he visto que gota a gota iban dejando de venir unos feligreses que no tenían una personalidad muy fuerte para hacer frente a esta situación de heroicidad", se lamentó. El religioso desveló que algunos de los feligreses que han dejado de asistir a sus misas "están avergonzados y algunos me han dicho por teléfono 'lo siento, me han hecho la vida imposible'". Larrinaga explicó que "el grupo que viene a misa se ha llevado un disgusto cuando se enteraron hace una semana que mañana (este domingo) iba a ser el último día. Me estaban animando, me decían 'quédate, que te apoyamos', pero no es situación de estar continuamente como si estuviésemos en una guerra".
El religioso avanzó que ya conoce el nuevo destino al que se incorporará, pero no quiere desvelarlo "hasta que salga en el Boletín Oficial del Obispado". Si adelantó, no obstante, que será en el País Vasco, aunque posiblemente después de tomarse un año sabático. "Si, si (en el País Vasco), claro. Yo soy vasco como el que más ¿no? Lo que pasa es que igual me tomo un año sabático. En estos 34 años no he tenido tiempo libre para especializarme en una u otra cosa", apuntó.
El párroco de Maruri, que este domingo se despedirá de sus feligreses con una última homilía, quiso puntualizar, ante opiniones vertidas en el sentido de que está siendo manipulado, que "todos estamos manipulados". "Me planteé hace mucho un basta ya contra el terrorismo. En este mundo o estás con los terroristas y con los que les amparan les ayudan o lo que sea, o estás contra los terroristas. No hay caminos intermedios, no hay opciones intermedias. O con unos o con otros", dijo, tajante, el sacerdote.
En su opinión, el problema que ha tenido es consecuencia de que a algunos "no les ha parecido bien que su cura denuncie esta situación de la falta de libertad, que los ediles que no están en el poder tengan que andar con escolta, que no se respetan los derechos más fundamentales, que haya gente que tiene miedo y que la sociedad vasca está fragmentada".
Larrinaga dijo que "no quiero que mis feligreses, por apoyarme a mi ..., no les he hecho nada, están contentos conmigo hasta que han recibido consignas del nacionalismo intolerante que no admite que haya un cura que no piense en plan nacionalista". Para el párroco de Maruri, "se veía que era una situación paranoica, era de locura. La gente de aquí no venía a misa, iban a misa a otros sitios con un odio terrible hacia mi, cuando yo no les he hecho nada". A Larrinaga le han dolido las "malas caras, las miradas hacia otra parte de gente con la que me he llevado muy bien hasta hace un año, a la que he hecho muchos favores".
"No es la forma de seguir aquí. No me importa únicamente por mi, sino que he visto que gota a gota iban dejando de venir unos feligreses que no tenían una personalidad muy fuerte para hacer frente a esta situación de heroicidad", se lamentó. El religioso desveló que algunos de los feligreses que han dejado de asistir a sus misas "están avergonzados y algunos me han dicho por teléfono 'lo siento, me han hecho la vida imposible'". Larrinaga explicó que "el grupo que viene a misa se ha llevado un disgusto cuando se enteraron hace una semana que mañana (este domingo) iba a ser el último día. Me estaban animando, me decían 'quédate, que te apoyamos', pero no es situación de estar continuamente como si estuviésemos en una guerra".
El religioso avanzó que ya conoce el nuevo destino al que se incorporará, pero no quiere desvelarlo "hasta que salga en el Boletín Oficial del Obispado". Si adelantó, no obstante, que será en el País Vasco, aunque posiblemente después de tomarse un año sabático. "Si, si (en el País Vasco), claro. Yo soy vasco como el que más ¿no? Lo que pasa es que igual me tomo un año sabático. En estos 34 años no he tenido tiempo libre para especializarme en una u otra cosa", apuntó.
El párroco de Maruri, que este domingo se despedirá de sus feligreses con una última homilía, quiso puntualizar, ante opiniones vertidas en el sentido de que está siendo manipulado, que "todos estamos manipulados". "Me planteé hace mucho un basta ya contra el terrorismo. En este mundo o estás con los terroristas y con los que les amparan les ayudan o lo que sea, o estás contra los terroristas. No hay caminos intermedios, no hay opciones intermedias. O con unos o con otros", dijo, tajante, el sacerdote.
En su opinión, el problema que ha tenido es consecuencia de que a algunos "no les ha parecido bien que su cura denuncie esta situación de la falta de libertad, que los ediles que no están en el poder tengan que andar con escolta, que no se respetan los derechos más fundamentales, que haya gente que tiene miedo y que la sociedad vasca está fragmentada".