L D (Agencias) Jaime Larrinaga está convencido de que el obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blázquez, recibió presiones para que él saliera de la parroquia de Maruri. En declaraciones a varios medios de comunicación, Larrinaga responsabiliza de estas presiones a una parte del clero vasco nacionalista, que le ha “cerrado puertas” y que ha mostrado “beligerancia” contra su persona.
Un día después de su última homilía en Maruri, el párroco confirmó que continuará con escolta “hasta que no desaparezcan los que matan, los que persiguen y ponen bombas”. Insistió en que “el problema del País Vasco es el terrorismo, y no tiene sentido vivir en una sociedad donde no se respetan los derechos fundamentales”.
Tras solicitar “autocrítica” y una postura “clara y valiente contra el terrorismo” a la sociedad vasca, el párroco lamentó que el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, no le considere “un hombre de paz” cuando lo único que él ha hecho es definirse “claramente a favor de las víctimas del terrorismo” y denunciar una situación “en la que no hay libertad”. “Los hombres de paz son los que no denuncian, los que miran a otra parte, los que colaboran directa o indirectamente con los terroristas y los terroristas parecen ser, para estos hombres, los hombres de paz. Es un contrasentido y eso me duele”, explicó.
Un día después de su última homilía en Maruri, el párroco confirmó que continuará con escolta “hasta que no desaparezcan los que matan, los que persiguen y ponen bombas”. Insistió en que “el problema del País Vasco es el terrorismo, y no tiene sentido vivir en una sociedad donde no se respetan los derechos fundamentales”.
Tras solicitar “autocrítica” y una postura “clara y valiente contra el terrorismo” a la sociedad vasca, el párroco lamentó que el portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, no le considere “un hombre de paz” cuando lo único que él ha hecho es definirse “claramente a favor de las víctimas del terrorismo” y denunciar una situación “en la que no hay libertad”. “Los hombres de paz son los que no denuncian, los que miran a otra parte, los que colaboran directa o indirectamente con los terroristas y los terroristas parecen ser, para estos hombres, los hombres de paz. Es un contrasentido y eso me duele”, explicó.