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Un investigador privado espió a políticos, abogados y empresarios en Madrid a petición del PSOE

Según publica la revista ÉPOCA, la crisis política de Madrid se ha convertido en un auténtico "Watergate". El semanario asegura que un investigador privado dirigió, a petición del PSOE, una red de espionaje a empresarios, abogados y políticos. Por su parte, los socialistas replican que la fuga de datos es culpa del Gobierno y de Telefónica.

L D (Nacho G. Mostazo) Según revela el semanario ÉPOCA en un completo reportaje de seis páginas publicado en su edición de hoy, la crisis de la Federación Socialista Madrileña (FSM) tras la espantada de los diputados Eduardo Tamayo y Maite Sáez, el pasado día 10 de junio, desembocó en un auténtico caso “Watergate”, como lo han calificado ya varios miembros del Partido Popular, vulnerando la intimidad de políticos, empresarios y abogados, espiando llamadas de teléfonos móviles con finalidades políticas e incluso produciéndose posibles “pinchazos telefónicos”. Nada más ausentarse Tamayo y Sáez de la Asamblea madrileña, la primera reacción del PSOE fue de rabia y desconcierto. Sin embargo, apenas unas horas más tarde, la teoría de la supuesta “trama” político inmobiliaria ya estaba esbozada en el “gabinete de crisis” dirigido por José Blanco, el secretario de Organización, y Alfredo Pérez Rubalcaba, un hombre de la vieja guardia del PSOE que se ha reciclado en el equipo del actual secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero.

Según ÉPOCA , la primera investigación puesta en marcha por el “gabinete de crisis” del PSOE fue la más sencilla para ellos: el teléfono móvil de Eduardo Tamayo. Como la FSM pagaba las facturas del móvil, no tuvieron ningún problema para obtener, a través de una simple consulta a Telefónica Móviles, el listado de las últimas llamadas realizadas desde aquel número. Sin embargo, la factura sólo revelaba los números con los que se había comunicado Tamayo, pero no los nombres de sus propietarios. Como consecuencia, desde el “gabinete de crisis” dirigido por José Blanco “se confiaron a un investigador comercial de gran reputación –afirma ÉPOCA –, famoso en indagaciones de asuntos de seguimiento de dinero evaporado”. Este detective con ínfulas de espía, al que la revista llama “M”, aportó al PSOE “gran cantidad de información” y en “tiempo récord”. Dicha información sirvió para perfilar un “guión de película: una trama urdida por el PP para evitar que el PSOE gobierne, con un móvil: dinero para Tamayo y Sáez”, dice ÉPOCA .

La teoría de la “trama” político-inmobiliaria nació en la FSM y fue transmitida al “gabinete de crisis” por Antonio Romero, el secretario de Organización de la Federación Socialista Madrileña y “alter ego” de Rafael Simancas, el secretario general del PSOE madrileño. La idea fue tomando fuerza en el interior del PSOE gracias a la información aportada por el detective, que apuntaba a las relaciones de Eduardo Tamayo con algunos empresarios del sector inmobiliario. La Cadena SER fue el primer medio de comunicación en desvelar parte del listado de llamadas de Eduardo Tamayo, sin su consentimiento y, por tanto, incurriendo en un delito contemplado en el artículo 197 del Código Penal, como ha denunciado reiteradamente Libertad Digital . Pero la SER no fue el único medio que publicó listados de llamadas, sino que más adelante también se sumaron los diarios El País y El Mundo . Para ÉPOCA , todos los listados filtrados a los medios salieron de la misma investigación, llevada a cabo por el detective al que se confió el “gabinete de crisis” del PSOE poco después de producirse la espantada de Tamayo y Sáez.

Uno de los autores del reportaje de ÉPOCA , el periodista Xavier Horcajo, explica en un artículo de apoyo que “José Blanco se jactaba, la misma tarde de la plantá de Tamayo y Sáez, de tener muchos datos, quizá incluso conversaciones transcritas, e informes económicos”. De ser cierto el hecho de que Blanco tenga “conversaciones transcritas”, como dice Horcajo, el caso adquiriría una dimensión superior, ya que no sólo se trataría de la información obtenida a través de los listados de llamadas, sino que también se habrían producido “pinchazos” y “grabaciones”. El propio Eduardo Tamayo, en declaraciones a ÉPOCA , afirma que, actualmente, “tenemos más que sospechas de que la sede de Nuevo Socialismo –el partido que ha fundado tras ser expulsado del PSOE– y el entorno personal de alguno de nosotros están siendo objeto de espionaje político”.

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