L D (Agencias) Aznar centró en Zapatero su último discurso como presidente del Gobierno en la habitual cena con militantes en Menorca. El presidente criticó la postura de los socialistas en el País Vasco, con su negativa a hacer un frente común ante el plan soberanista de Ibarretxe, cuestionó las propuestas de Pasqual Maragall para Cataluña, los pactos de los socialistas navarros con los “residuos de Batasuna” y la actitud del PSOE sobre la presencia de tropas españolas en Irak. Sobre la crisis de Madrid dijo que los socialistas habían protagonizado un "esperpento" del que tendrán que dar explicaciones a los ciudadanos.
Tras estas palabras de Aznar, se esperaba la respuesta del secretario general del PSOE, al que el presidente no llegó a nombrar durante su intervención, y la reacción ha llegado desde Granada. Sin embargo, el líder socialista ha evitado hacer referencias a los ataques de Aznar sobre su falta de liderazgo. Se ha limitado a repetir los mismos argumentos que su partido utilizó durante la guerra de Irak o el Prestige, cuando PSOE e IU se echaron a las calles, pancarta en mano, exigiendo dimisiones. Así, Zapatero recupera ahora el mismo tono de una labor de oposición que ya le pasó factura en las elecciones autonómicas y municipales.
El líder socialista ha acusado a Aznar de lanzar un “mensaje de crispación y de pasado”, una actitud, ha dicho, con la que “está colmando la paciencia de muchos españoles”. En conferencia de prensa tras reunirse con dirigentes del PSOE en Granada, Zapatero también ha reprochado al presidente “una serie de acusaciones al Partido Socialista” que ponen de manifiesto que “lo único que le preocupa de España es el PSOE” y no “la situación en Irak, donde hay más inseguridad que antes; ni la catástrofe generada en las costas españolas por el Prestige; ni las miles de hectáreas arrasadas por los incendios; ni el aumento de la criminalidad”, dijo el líder socialista.
Zapatero añadió que a Aznar “le preocupan muy poco España y los españoles”, y subrayó que el presidente mantiene una postura que “choca radicalmente con los valores que hicieron posible la transición, justo cuando se van a cumplir 25 años de la Constitución Española”, hasta el punto de que “tiene ya en su epitafio alguna nota evidente: el rencor, la crispación y la división”.
Tras estas palabras de Aznar, se esperaba la respuesta del secretario general del PSOE, al que el presidente no llegó a nombrar durante su intervención, y la reacción ha llegado desde Granada. Sin embargo, el líder socialista ha evitado hacer referencias a los ataques de Aznar sobre su falta de liderazgo. Se ha limitado a repetir los mismos argumentos que su partido utilizó durante la guerra de Irak o el Prestige, cuando PSOE e IU se echaron a las calles, pancarta en mano, exigiendo dimisiones. Así, Zapatero recupera ahora el mismo tono de una labor de oposición que ya le pasó factura en las elecciones autonómicas y municipales.
El líder socialista ha acusado a Aznar de lanzar un “mensaje de crispación y de pasado”, una actitud, ha dicho, con la que “está colmando la paciencia de muchos españoles”. En conferencia de prensa tras reunirse con dirigentes del PSOE en Granada, Zapatero también ha reprochado al presidente “una serie de acusaciones al Partido Socialista” que ponen de manifiesto que “lo único que le preocupa de España es el PSOE” y no “la situación en Irak, donde hay más inseguridad que antes; ni la catástrofe generada en las costas españolas por el Prestige; ni las miles de hectáreas arrasadas por los incendios; ni el aumento de la criminalidad”, dijo el líder socialista.
Zapatero añadió que a Aznar “le preocupan muy poco España y los españoles”, y subrayó que el presidente mantiene una postura que “choca radicalmente con los valores que hicieron posible la transición, justo cuando se van a cumplir 25 años de la Constitución Española”, hasta el punto de que “tiene ya en su epitafio alguna nota evidente: el rencor, la crispación y la división”.