L D (Agencias) Aparentemente tranquilo, Tony Blair llegó sobre las once de la mañana a las puertas del Tribunal de Justicia de Londres. En las inmediaciones le esperaban decenas de personas que habían pernoctado para poder ver y escuchar en directo el testimonio del primer ministro británico ante el juez James Hutton. Únicamente los primeros diez tuvieron derecho a pasar al interior de una abarrotada sala 73. Como ocurrió con las comparecencias del su jefe de comunicaciones, Alastair Campbell, y del ministro de Defensa, Geoff Hoon, los manifestantes abuchearon a Blair y mostraron pancartas en las que se leía “Blair y Bush, buscados por crímenes contra la humanidad”. La máxima autoridad británica pudo eludirlas con facilidad al entarr al recinto en un automóvil oficial.
En la sala, Blair afirmó que el informe publicado por su Gobierno estaba “justificado” por la amenaza real que suponía Sadam Husein y se basaba sólo en datos de los servicios de inteligencia. En los términos más rotundos, Blair rechazó la noticia del periodista de la BBC Andrew Gilligan, que en mayo informó de que el principal portavoz de la administración, Alastair Campbell, quiso “hacer más atractivo” el texto. “Una cosa es decir que se está en desacuerdo con el Gobierno, que no deberíamos haber ido a la guerra, la gente puede no estar de acuerdo pero, si esa alegación hubiera sido cierta, hubiera merecido mi dimisión”, indicó el primer ministro, cuyo testimonio se prolongó dos horas y veinte minutos.
El jefe del Gobierno del Reino Unido explicó además que no recuerda que hiciese comentarios acerca de la alegación más controvertida del informe: que Sadam era capaz de lanzar en 45 minutos un ataque con armas de destrucción masiva. Y negó que diese una “relevancia desmesurada” a aspecto alguno del controvertido dossier. Sin embargo, el p’asado sábado se publicaron en Internet cerca de 9.000 páginas de documentos que revelaban informaciones más que comprometedoras para el Gobierno actual.
El primer ministro asumió la responsabilidad “última” de las decisiones que llevaron a la identificación de Kelly, aunque aseguró haber pedido que se actuase “con cautela” pues no había seguridad de que fuese fuente de la BBC . “Al final, la responsabilidad es mía. Como primer ministro asumo la decisión, pero quería poder afirmar que habíamos actuado según las reglas”, indicó. Asimismo, Blair aseguró que desconocía que el fallecido científico se ocupaba del expediente se septiembre de 2002 sobre el arsenal iraquí.
En la sala, Blair afirmó que el informe publicado por su Gobierno estaba “justificado” por la amenaza real que suponía Sadam Husein y se basaba sólo en datos de los servicios de inteligencia. En los términos más rotundos, Blair rechazó la noticia del periodista de la BBC Andrew Gilligan, que en mayo informó de que el principal portavoz de la administración, Alastair Campbell, quiso “hacer más atractivo” el texto. “Una cosa es decir que se está en desacuerdo con el Gobierno, que no deberíamos haber ido a la guerra, la gente puede no estar de acuerdo pero, si esa alegación hubiera sido cierta, hubiera merecido mi dimisión”, indicó el primer ministro, cuyo testimonio se prolongó dos horas y veinte minutos.
El jefe del Gobierno del Reino Unido explicó además que no recuerda que hiciese comentarios acerca de la alegación más controvertida del informe: que Sadam era capaz de lanzar en 45 minutos un ataque con armas de destrucción masiva. Y negó que diese una “relevancia desmesurada” a aspecto alguno del controvertido dossier. Sin embargo, el p’asado sábado se publicaron en Internet cerca de 9.000 páginas de documentos que revelaban informaciones más que comprometedoras para el Gobierno actual.
El primer ministro asumió la responsabilidad “última” de las decisiones que llevaron a la identificación de Kelly, aunque aseguró haber pedido que se actuase “con cautela” pues no había seguridad de que fuese fuente de la BBC . “Al final, la responsabilidad es mía. Como primer ministro asumo la decisión, pero quería poder afirmar que habíamos actuado según las reglas”, indicó. Asimismo, Blair aseguró que desconocía que el fallecido científico se ocupaba del expediente se septiembre de 2002 sobre el arsenal iraquí.