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Tony Blair anuncia un cambio radical en su política informativa tras el "caso Kelly"

Tras la credibilidad perdida por el Gobierno británico a raíz del "caso Kelly", Tony Blair trata de dar un golpe de efecto con un cambio radical de su departamento de comunicaciones. La gran novedad es que un alto funcionario, con acceso al primer ministro, se ocupará a partir de ahora de la estrategia informativa de todo el Ejecutivo, incluido Downing Street.

L D (EFE) El cambio tiene en cuenta las recomendaciones del informe independiente dirigido por el periodista Bob Phillips, que afirma que "se ha producido una quiebra de la confianza entre el Gobierno y los políticos, los medios y el público en general". Blair ha aceptado las conclusiones del llamado "informe Phillips", aunque en una carta dirigida al autor del estudio subraya que "la prensa también tiene una responsabilidad que cumplir". El primer ministro cree que los medios "deben hallar un equilibrio entre la necesidad de escrutar la comunicación del Gobierno y esa relación de adversarios no se convierta en una barrera para que el público entienda al Gobierno y sus políticas".

La remodelación de la "maquinaria mediática" de Blair se produce después de que el viernes pasado anunciase su dimisión el influyente director de comunicaciones y mano derecha del primer ministro, Alastair Campbell, conocido en este país como el "rey de la manipulación". Esa reforma es muy significativa si se tiene en cuenta que Campbell no sólo era responsable de toda la estrategia informativa del Gobierno, sino que también influía en la elaboración de la agenda política del Ejecutivo y en las decisiones mediáticas de funcionarios de los diversos ministerios. Además, el poderoso asesor, que renunció en medio del escándalo por la muerte del científico David Kelly, practicaba lo que en este país llaman "spin", vocablo intraducible que alude a la capacidad de "centrifugar" las noticias para hacerlas favorables al Gobierno y que los británicos asocian con la actual Administración laborista.

Para acabar con esa asociación, el sucesor de Campbell, el ex jefe de prensa del Partido Laborista David Hill, no tendrá tanto poder como su antecesor sobre los funcionarios y sólo se ocupará de "aspectos políticos" de la estrategia informativa de Downing Street. David Hill tendrá que trabajar con los ministros y con sus asesores especiales, con lo que dispondrá de menos autonomía que Campbell. La idea central de esa reforma es separar la información gubernamental de las ruedas de prensa "políticas" del portavoz de Blair y trazar un línea que separe la función de los funcionarios y la de los asesores especiales designados políticamente.

La modificación de la maquinaria informativa del Gobierno no ha convencido al líder de la oposición, el conservador Iain Duncan Smith, quien cree que "la cultura de la manipulación" no cesará hasta que Blair abandone Downing Street. De la misma forma, Menzies Campbell, "número dos" de los liberal-demócratas (tercer partido de este país), subraya que "la cultura de la manipulación tiene una larga historia en este Gobierno". El Ejecutivo laborista -insiste Menzies Campbell- todavía "tiene que andar un largo camino antes de que se le pueda describir como transparente y abierto".

El giro de Downing Street llega cuando la popularidad de Blair está por los suelos por el "caso Kelly" y, según un sondeo de opinión publicado hace cuatro días, sólo el 27 por ciento de los electores de este país confía ahora mismo en el primer ministro. Ese porcentaje contrasta enormemente con los resultados de una encuesta hecha por la firma Gallup en 1998, un año después de la llegada al poder del mandatario laborista, en la que un 74 por ciento de los votantes decía confiar en el jefe del Ejecutivo.

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