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INFORME: Las escasas fuentes del CNI en Irak

Según ha publicado El País, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no avaló la posición favorable del Gobierno español para atacar a Irak, pero los informes elaborados por el CNI reconocían que el régimen de Sadam Husein mantenía, antes de la guerra, su voluntad de seguir desarrollando armas de destrucción masiva, lo que resulta contradictorio.

L D (23-06-2002) Según fuentes de inteligencia occidentales consultadas por Libertad Digital , el Centro Nacional de Inteligencia español carecía casi por completo de información de primera mano obtenida en Irak o sobre este país. Como reconoce El País , los servicios de inteligencia cuentan con el satélite “Helios”, del que sólo puede utilizar el 5 por ciento del tiempo de observación cada día (poco más de una hora), en consonancia con su pequeña participación en el presupuesto para mantener dicho programa de satélites. Además, como también explica El País , el servicio español de espionaje compró fotografías a varias empresas de satélites de observación comerciales (que, por cierto, han hecho su agosto con la reciente guerra de Irak). Pero, al margen de este operativo de espionaje tecnológico, las fuentes consultadas por Libertad Digital confirmaron que España carecía de otras fuentes directas para obtener información en Irak.

Según las mismas fuentes, muchos agentes del CNI –antes CESID– suelen trabajar en las embajadas y van acreditados como diplomáticos, pero España sólo contaba en Irak con una oficina de representación económica y allí sólo había un funcionario acreditado con categoría de diplomático: Fernando Valderrama, encargado de negocios en Bagdad. Valderrama no facilitó información al servicio español de inteligencia, aunque sí remitía habitualmente sus informes oficiales al Ministerio de Exteriores. Sin embargo, poco antes de iniciarse la guerra en Irak, Fernando Valderrama empezó a hacer declaraciones a los medios de comunicación sobre la inconveniencia de la posición oficial del Gobierno español, por lo que cualquier información que hubiera podido facilitar este funcionario a los servicios españoles de inteligencia se habría puesto en cuarentena . Finalmente, Valderrama tuvo que regresar a España semanas antes de iniciarse la guerra y el Ministerio de Exteriores cerró la oficina de representación en Bagdad. Ya de regreso a España, Valderrama siguió insistiendo en sus tesis contra el Gobierno, lo que le costó un expediente abierto en el Ministerio de Exteriores.

Así pues, descartada la vía diplomática para obtener información, al servicio español de inteligencia sólo le quedaban un par de vías para obtener datos valiosos sobre Irak. La primera está en la OTAN, cuya división de inteligencia del Estado Mayor Internacional elabora sus propios informes, algunos con datos obtenidos por fuentes propias de la Alianza Atlántica, ya sea a través de la Estación de Satélites de Torrejón de Ardoz (Madrid) o gracias a algunos aviones de observación adscritos a la OTAN. También en la Alianza Atlántica se produce un intercambio habitual de inteligencia entre los países miembros. Sin embargo, de acuerdo con las fuentes consultadas por Libertad Digital , ni Estados Unidos ni el Reino Unido facilitan abundante información en este foro de intercambio, ya sea porque maneja datos que sólo afectan a sus intereses de Seguridad Nacional o porque no se fían del todo de sus aliados (Francia y Alemania son dos ejemplos muy claros). Además, debido a las filtraciones que se pueden producir en la OTAN por la presencia de algunos Estados que no son miembros, como Rusia, suele ser habitual que los oficiales responsables del enlace de inteligencia en esta organización sólo mantengan contactos de carácter bilateral, nunca multilateral.

La segunda vía por la que el CNI pudo obtener información sobre Irak está en los “canales directos” abiertos entre el jefe del servicio de espionaje, Jorge Dezcallar, y sus homólogos de otros países amigos o aliados, como Estados Unidos, el Reino Unido, la mayoría de naciones europeas y varios países de Oriente Próximo. Dichos contactos, según las fuentes consultadas por Libertad Digital , se produjeron antes de la guerra en Irak, de modo que los informes del CNI podían concluir en febrero pasado, como así publica El País , que “Irak ha mantenido su voluntad de seguir desarrollando sus programas de armas de destrucción masiva”, especialmente en los “ámbitos químico, biológico y de misiles”. Sin embargo, estos informes no podían ser mucho más precisos, precisamente por la escasez de información sobre Irak en poder del CNI. Por lo tanto, cabe deducir el Gobierno español tampoco diera demasiado valor a los informes de su propio servicio de espionaje, avalaran o no su posición política ante la crisis de Irak.

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