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Maragall dice que "nada va a impedir" su euro-región, que afecta a cuatro autonomías y dos países

El parecido político de Pasqual Maragall con Ibarretxe y Arzalluz se acentúa con la cercanía de las elecciones catalanas. Adopta expresiones como la "Brunete mediática", pronunciada por el líder del PNV, y desafíos como el de Ibarretxe cuando dijo que no admitiría parones en su Plan. Para más coincidencia, la idea de Maragall afecta, además de a Cataluña, a Valencia, Baleares, Aragón y, las ciudades francesas de Montpellier y Toulouse. Dice que ni París, ni Madrid "ni nada" va a frenar su euro-región.

L D (Agencias) Además de acentuar la crisis del PSOE por criticar el Plan Hidrológico Nacional o la Ley de Extranjería, el líder del PSC está empeñado en crear una euro-región que se sale de su comunidad, atraviesa otras tres y llega a Francia. Y, como dijo Ibarretxe, no le van a poder frenar porque su plan convertirá a esta región en punta de Europa. Consciente de que este proyecto no despierta "gran interés" en los gobiernos de Francia y España y que desde Madrid se acoge con "cierta urticaria", insistió en que "nadie nos puede impedir ponernos de acuerdo" entre regiones transfronterizas, "bien por la vía privada, por la pública o por ambas", algo que "ni Cascos ni Raffarin podrán impedir".

Es decir, que ni Madrid, ni París, "ni nada", lograrán evitar que se cree la conocida como "Euro-región Pirineos-Mediterráneo". Maragall presentó este jueves su proyecto que ya ha sido rechazada por los presidentes de Baleares y Valencia y por varios dirigentes del PP, y que agruparía a 17 millones de personas entre Montpellier, Toulouse, Zaragoza, Barcelona, Valencia y Palma.

El líder del PSC subrayó que en Europa primarán en el futuro las conexiones entre las regiones, más que las fronteras de los Estados, y se mostró convencido de que su euro-región reúne unas potencialidades económicas y una talla mínima suficiente para, si se puede conectar internamente, "convertirse en lo mejor de Europa". En concreto, esta zona engloba actualmente alrededor del 17% de la población conjunta de España y Francia, suma el 14% del PIB y da trabajo a siete millones de personas, lo que significa el 18% del conjunto hispano-francés.

Maragall subrayó que, pese a que desde el "centralismo español" se lancen "fantasmas" históricos contra su proyecto, éste no se basa ni en reminiscencias históricas ni en el patriotismo, sino que es el instrumento "necesario" para competir a nivel económico en igualdad de condiciones con otras áreas de Europa, especialmente cuando la UE se abra a los países del Este. Es decir, que abandona su idea primigenia en la que se inspiraba en la antigua Corona de Aragón. Además, según su versión, "los empresarios están encantados de la vida" con su propuesta. En esto también se encuentran conexiones con la estrategia de Ibarretxe de convencer de las bonanzas de su plan a los encargados de generar riqueza y empleo.

Concluye el líder socialista catalán justificando que "es una propuesta cien por cien ortodoxa con la Constitución Europea, cien por cien respetuosa con la realidad de la España plural y cien por cien beneficiosa para Cataluña y para todas las comunidades y regiones que quieran participar en ella voluntariamente".

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