L D (EFE) Ebani, de 54 años, que alterna su residencia en Teherán con sus estancias en París, representa al reformismo dentro del mundo islámico y es partidaria de una nueva interpretación de la ley islámica en armonía con los derechos humanos, como la democracia, la igualdad ante la ley, la libertad de religión y de expresión. "Ebadi es una musulmana convencida. No ve ningún conflicto entre el Islám y los derechos humanos fundamentales. Para ella, es importante que el diálogo entre las diferentes culturas y religiones del mundo tomara como punto de partida sus valores comunes", escribió el comité en su nota explicativa.
Al resaltar su defensa por el diálogo entre culturas, los responsables de conceder anualmente el premio político más prestigioso del planeta, han ido más allá de lo que ya de por sí significa premiar a una mujer por su implicación con los derechos humanos en un sistema paternalista con un régimen internacionalmente criticado. Se podría decir que han premiado a alguien diametralmente opuesto al criterio de quienes defienden, en distintos bandos, la guerra entre las culturas o evocan nuevas Cruzadas, en los tiempos posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Con este Premio, queremos señalar que la gente tiene derecho a que se respeten los derechos humanos", añadió luego el presidente del Comité, Ole Danbolt Mjos, "vivan donde vivan" en el mundo musulmán y también en todos los demás países. El premio a Ebadi pretende además constituir un mensaje de aliento al pueblo iraní, como manifiesta el comité al decir que "esperamos que el pueblo iraní se sienta feliz por el hecho de que por primera vez en la historia uno de sus ciudadanos haya sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz".
Al resaltar su defensa por el diálogo entre culturas, los responsables de conceder anualmente el premio político más prestigioso del planeta, han ido más allá de lo que ya de por sí significa premiar a una mujer por su implicación con los derechos humanos en un sistema paternalista con un régimen internacionalmente criticado. Se podría decir que han premiado a alguien diametralmente opuesto al criterio de quienes defienden, en distintos bandos, la guerra entre las culturas o evocan nuevas Cruzadas, en los tiempos posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
"Con este Premio, queremos señalar que la gente tiene derecho a que se respeten los derechos humanos", añadió luego el presidente del Comité, Ole Danbolt Mjos, "vivan donde vivan" en el mundo musulmán y también en todos los demás países. El premio a Ebadi pretende además constituir un mensaje de aliento al pueblo iraní, como manifiesta el comité al decir que "esperamos que el pueblo iraní se sienta feliz por el hecho de que por primera vez en la historia uno de sus ciudadanos haya sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz".