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INFORME: ¿Por qué importa que Ruth Alonso sea adventista?

En el verano de 1989, la juez Ruth Alonso concedió una entrevista a la “Revista Adventista”, publicación dedicada a divulgar las creencias que ella profesa. Entonces tenía 26 años. Su filiación religiosa no tendría importancia si no fuera porque confiesa que le marca la pauta para ejercer su profesión.

(Libertad Digital) Las primeras palabras de Ruth Alonso para la revista en aquel verano de 1989 fueron para dejar clara su confesión: “Soy adventista de cuarta generación por parte de madre y de tercera por línea paterna. Nací y me crié en cuna adventista y en ella sigo descansando, cada día más convencida de la grandeza de nuestra fe”. Aclarada su férrea militancia, Ruth pasa a confesar porque decidió hacerse juez: “Creí que siendo juez iba a poder ayudar más a mi iglesia que siendo abogada, y tengo mis razones para decirlo”. Ahora viene lo más sorprendente: “Como consecuencia de nuestros poderosos y sanos principios, estás facultada para ser insobornable, incorrupta (sic). El Juez supremo, que dirige mi vida, va a ayudarme a lograr una mayor justicia”.

Pero ¿cómo afecta a la juez el hecho de ser adventista? Alonso contesta sin ambages y catorce años después empiezan a explicarse algunas cosas: “A veces aplicar el derecho a rajatabla es la solución más sencilla, pero la solución adecuada puede estar más allá del derecho. Sin olvidar el derecho, hay que ser tan humano como sea posible. Mis principios me obligan a ver a los presuntos culpables, más allá del derecho, humanamente, tal y como Jesús hacía con los pecadores”.

Y, desde que es juez, confiesa que: “(...) me postro de rodillas más que ante y durante más tiempo en demanda de iluminación celestial cuando tengo que dictar una sentencia”. Añade que necesita “consejo y asesoramiento del Juez Supremo antes de absolver o condenar. (...) Un juez con una conciencia sensible sabe mucho del peso que se siente a medida que se acerca el momento de condenar a la privación de libertad y mandar, por ejemplo, a un padre de familia a la cárcel”.

Ruth Alonso repasa con Andrés Tejel, autor de aquella entrevista, muchas cuestiones relativas al adventismo y a la Justicia. Admite que “la Justicia de Dios es definitiva e irrecurrible y la de los hombre está sujeta a ser revisada, pues siempre hay errores, lagunas y debilidades, fruto de la carne”.

El autor pide permiso a Ruth Alonso para despedirla con una “advertencia”: “Procura cumplir bien con tus funciones de juez para que cuando comparezcas ante el Supremo seas definitivamente absuelta y te sea otorgada esa libertad imperecedera de vivir con él, en persona, toda la eternidad”. Se refiere el entrevistador al dios supremo de los adventistas, no al Tribunal.

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