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El socio de Lozada en el Gobierno condiciona su apoyo a que se atiendan las demandas sindicales

La Nueva Fuerza Republicana de Bolivia condicionó este martes su permanencia en la coalición gobernante a la adopción de medidas urgentes que atiendan las demandas de los sindicatos, movilizados desde hace un mes.

L D (EFE) La posición fue expresada por el jefe del partido, Manfred Reyes Villa, quien este martes se entrevistó con el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada en la residencia presidencial del barrio de San Jorge, en la ciudad de La Paz. Las propuestas de la Nueva Fuerza Republicana (NFR) al presidente Sánchez de Lozada están acompañadas del "repliegue" de los tres ministros de ese partido que integran el Consejo de Ministros, en el que ya no participan desde el lunes.

El jefe político dijo que planteó al mandatario la convocatoria a un referéndum para decidir la exportación de gas natural, principal asunto que enarbolan los sectores sociales que desde hace un mes protagonizan manifestaciones. Por su parte, el comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, general Roberto Claros, ha dicho que el Ejército no respalda al presidente de la República, Gonzalo Sánchez de Lozada, "como persona", sino a "un Gobierno legítimamente constituido", de acuerdo a la Carta Magna.

El presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, continúa encerrado en su residencia presidencial, después de tratar de tranquilizar a la población con un decreto supremo en la madrugada del lunes. El gobernante reiteró que no existe compromiso para exportar gas a Estados Unidos y México y propuso una consulta con el pueblo, pero el documento, que fue enviado a los líderes de las protestas, no sirvió para calmar los ánimos de los ciudadanos, demasiado alterados por los al menos 49 muertos registrados hasta ahora en el conflicto.

Una jornada tranquila en La Paz

La Paz, sede del Gobierno, presentó este martes una tranquilidad tan insólita como irreal, gracias a la decisión tomada el lunes por el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada de enviar tanquetas y efectivos militares a diferentes zonas de la ciudad. El mayor despliegue de tropas, que operan de forma combinada con efectivos antidisturbios de la Policía Nacional, se produjo en la Plaza Murillo, donde se encuentra el Palacio de Gobierno, y las calles que la unen con la vía troncal y la entrada desde la vecina ciudad de El Alto.

El paisaje en ese área es desolador, con varios comercios quemados, destrozos en el mobiliario urbano, y adoquines levantados formando barricadas, que fueron construidas por la turba que asoló el lugar el lunes. Durante toda la jornada, la imagen que más se repitió fue la de los alarmados ciudadanos paceños comprando desesperadamente productos de primera necesidad, ante el temor de que el desabastecimiento se prolongue.

La falta de suministro de gasolina, unida al segundo día de paro de los transportistas, impidió así mismo la circulación de automóviles, con la excepción del transporte militar y policial y de las ambulancias. Las únicas protestas de la jornada comenzaron en el Prado, la avenida que cruza el centro de La Paz, donde unas quinientos sindicalistas de la confederación nacional de conductores protestaron de forma pacífica contra las autoridades y su incapacidad de solucionar el conflicto.


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