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Un Papa feliz, sonriente y con buen aspecto celebra sus 25 años de pontificado

Feliz, sonriente y con buen aspecto, dentro de sus limitaciones, Juan Pablo II comenzó este jueves la celebración de sus 25 años como Papa firmando un documento sobre los obispos en el que dijo que los prelados tienen que ser defensores de justicia y paz y de los derechos de los pequeños y de los excluidos.

L D (EFE) Como en las mejores ocasiones, el Aula Pablo VI del Vaticano se vistió de gala para que el Pontífice firmase ante unas nueve mil personas, cientos de ellas procedentes de su Polonia natal, y rodeado de 150 cardenales y centenares de obispos y sacerdotes la exhortación apostólica "Pastores Gregis", con la que cierra el Sínodo de obispos que se celebró en el Vaticano en el año 2001.

El Obispo de Roma, de 83 años, entró en el Aula Pablo VI en la silla especial que le permite incluso oficiar misa sentando y que se ha convertido en la "silla gestatoria" del Pontificado. Firmó la exhortación con un bolígrafo normal, sobre una mesa dorada que le fue colocada delante. Tras la firma y en medio de la emoción, las palmas y el ondear de banderas y pañuelos de los presentes, sabedores que vivían un día histórico para la Iglesia, Juan Pablo II pronunció un discurso.

Como ya es habitual, para no fatigarle, leyó sólo el primer y último párrafos, los dedicados a los agradecimiento, mientras que el resto fue leído por el "número tres" del Vaticano, el arzobispo argentino Leonardo Sandri.

Juan Pablo II ha trabajo en estos 25 años de papado en aras de la unidad de los cristianos. Considera un escándalo la división y por ello volvió a animar a los obispos en el camino ecuménico, "para que la Iglesia resplandezca entre los pueblos como estandarte de unidad y de concordia".

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