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Sultanes, reyes y dictadores islámicos dicen ser víctimas del 11-S

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) han iniciado este jueves su décima Cumbre. En sus discursos iniciales, todos coincidieron al considerar al Islam como una víctima del terrorismo, pero sólo uno de ellos, el rey de Marruecos, ha hablado de la libertad y la democracia, los conceptos que defiende Occidente.

L D (Agencias) Durante la sesión de apertura de la décima Cumbre de la OCI en la ciudad de Putrajaya –un gran complejo administrativo construido a escasos kilómetros de Kuala Lumpur, la capital de Malasia–, el anfitrión y primer ministro, Mahathir Mohamad, insistió en la humillación y opresión a la que ha sido sometido el mundo musulmán desde el 11-S. El veterano político dijo que algunos musulmanes han reaccionado de forma irracional, con ataques, venganzas y matanzas, pero insistió en que "ésta no es la solución".

Por ello, pidió "unión" entre las naciones islámicas y advirtió de que "1.300 millones de musulmanes, una sexta parte de la población mundial, están depositando sus esperanzas en nosotros". Mohamad recordó también, a modo de advertencia, que la debilitada Umma (comunidad islámica) cuenta con "las mayores reservas de petróleo del mundo, grandes riquezas, estamos familiarizados con la economía y las finanzas, controlamos 50 de los 180 países del planeta y nuestros votos pueden ser decisivos en los organismos internacionales".

El secretario general de la OCI, el marroquí Abdelouhed Belkeziz, también victimizó a los estados musulmanes al afirmar que EEUU ha patrocinado campañas contra el Islam desde el 11-S, "endosando al mundo musulmán toda la responsabilidad de aquellos crímenes abyectos que nosotros condenamos en los términos más enérgicos", según dijo. Belkeziz dijo también que "si hay algo perjudicial para la reputación del Islam es el auge del extremismo, la intolerancia y la violencia".

Mohamed VI, el más prooccidental

El rey de Marruecos, Mohamed VI, abogó por buscar una visión islámica y realista para afrontar los riesgos derivados del 11-S, para reconocer a continuación que "los tentáculos criminales del terrorismo se han extendido por muchos de nuestros Estados islámicos, a fin de buscar su desestabilización". No obstante, Mohamed VI se salió un poco de la línea de todos los discurso al afirmar que la comunidad musulmana tiene que aferrarse a las ideas de la democracia y dijo que sólo podrá hacer frente a los retos de la globalización con unas finanzas y un comercio abierto.

La presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri –cuyo país fue víctima del peor atentado ocurrido en el mundo tras el 11-S, cuando un ataque terrorista contra una discoteca de la isla de Bali causó 202 muertos y 350 heridos–, pidió reformas en la OCI y afirmó que "el aumento de la tensión entre Palestina e Israel, el ataque unilateral contra Irak y los actos inhumanos de terrorismo, no sólo han causado la pérdida de vidas, también han creado una falsa percepción del Islam".

Bashar al Assad: "Occidente no nos conoce"

El presidente de Siria, Bashar al Assad, dijo por su parte que los atentados del 11-S llevaron a Occidente a hacer del Islam un enemigo imaginario y a acuñar el término de "terrorismo islámico". El mandatario sirio, que la semana que viene recibirá la visita de los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, manifestó también que Occidente "ni comprende lo que decimos ni nos conoce", y añadió que las grandes potencias "ahora luchan contra el Islam, y no contra el terrorismo islámico".

El dirigente árabe también tuvo palabras de reproche para los terroristas, a quienes culpó de haber provocado la invasión económica y cultural del mundo musulmán por parte de EEUU y sus aliados. Curiosamente, estas palabras dirigidas contra los terroristas fueron pronunciadas por el líder de un régimen que financia y da cobijo a responsables de Hamas, la Yihad Islámica y Hezbolá, las tres grandes organizaciones criminales que atentan permanentemente contra Israel.

Por su parte, el rey de Jordania, Abdalá II, coincidió con el resto de líderes musulmanes en que el Islam está siendo objeto de intentos de vincularlo con el terrorismo debido "a la ignorancia de unos y a las malas prácticas de otros". No obstante, el monarca hachemí pidió a los miembros de la OCI que denuncien todo tipo de fanatismo y terrorismo y recalcó que "ha llegado el momento de decirle al mundo que nosotros mismos somos víctimas del terrorismo, que estamos siendo apuntados como ellos, y quizá más".

Excepto los presidentes de Egipto, Hosni Mubarak; de Libia, Muamar Gadafi; y de la Autoridad Nacional Palestina, Yaser Arafat, prácticamente todos los sultanes, reyes, presidentes y jefes de Gobierno de la comunidad islámica –la mayoría de ellos monarcas absolutos o dictadores– se encuentran reunidos en Putrajaya.

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