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ANÁLISIS: El intento frustrado de Zapatero por desplazar a Simancas

(Libetad Digital) Lo que ocurrió dentro del PSOE tras el escándalo del 10 de junio era el rumor más corriente en los círculos políticos y periodísticos de Madrid. Ahora, Ramón Jáuregui viene a confirmarlo en una entrevista a Radio Euskadi , pese a que denuncia malas interpretaciones y hasta la manipulación de sus palabras.

Lo cierto es que ese "tanteo" del que ahora habla el socialista vasco no ha sorprendido más allá de que alguien en el partido lo haya reconocido. Hasta ahora sólo se decía en privado que el mes de agosto fue más que movido para Zapatero y su candidato Simancas. El líder de Ferraz trató de atajar la crisis de la FSM, acentuada y desvelada a los ciudadanos tras la espantada de Eduardo Tamayo y Teresa Sáez, antes de que le pasara factura.

La operación fracasa

La solución era hablar directamente con Simancas y proponerle que pasara a un segundo plano, renunciando a encabezar la candidatura. Según parece, el secretario general de la FSM aceptó figurar en el número dos y ceder la cabecera a la nueva apuesta. Con la aparente buena disposición de Simancas, Zapatero –aún disfrutando de sus vacaciones en Almuñécar– viajó a Ribadesella para hacer la oferta –tanteo, según Jáuregui– a Gregorio Peces Barba, rector de la Universidad Carlos III. Las cosas iban por buen camino y parece que también logró convencer a su segundo interlocutor. Sólo faltaba confirmar a Simancas que la operación podría cerrarse pronto y afrontar unas nuevas elecciones con mayores posibilidades de éxito.

Pero en ese momento, un súbito cambio de opinión de Simancas echó a perder el intento. El candidato original a la Asamblea de Madrid se negó a abandonar el liderazgo de la lista del PSOE. Aunque no hay datos objetivos que expliquen el giro de Simancas, parece que él tampoco había tenido vacaciones, ocupado en tantear a otro fichaje estrella pero que no le desplazara. El 10 de septiembre lo anunciaba: la ex ministra Matilde Fernández se convertía en el nuevo "número dos" de su lista, empujando incluso a Inés Alberdi, hermana de la también ex ministra Cristina Alberdi, ahora expedientada por sus discrepancias con el partido.

Con ese resto a la jugada de Zapatero, Simancas justificaría haber otorgado más peso al socialismo madrileño aportando un nombre veterano que obtendría, según él, más aprobación incluso que la vía Peces Barba. Otra incorporación, anunciada apenas una semana después, fue la de Luis López Guerra, jurista de cuarto turno, ex vicepresidente del Tribunal Constitucional y del CGPJ, que también fue vocal del órgano de gobierno de los jueces a propuesta del PSOE. No se trataba de un nombre muy conocido, pero parece que compensaría en algo la frustrada oferta a Gregorio Peces Barba por ser el jurista un hombre de su ámbito de influencia.

Pese a este panorama, Zapatero no se ha cansado de repetir en los medios de comunicación que Simancas es el único candidato del socialismo madrileño, la apuesta óptima para ponerle las cosas difíciles a Esperanza Aguirre. Algo parecido ocurrió cuando el líder socialista defendió sin ambages que su política para el País Vasco era la que desarrollaba Nicolás Redondo Terreros y luego acabó –por cierto, iniciado en "El País" por Ramón Jáuregui– en uno de los episodios de acoso político y mediático más cruentos contra un líder socialista.

Cataluña, un clavo ardiendo

Ese mismo diario publicó este pasado domingo un análisis firmado por Soledad Gallego-Díaz en el que se daba por sentada la operación Peces Barba. Eso sí, con matices. Alimentada por las opiniones de un "veterano diputado socialista", la crónica dominical cambiaba la versión, achacaba el fracaso de la operación a la negativa en bloque de la FSM, y reducía el visto bueno de Simancas a Peces Barba sólo si era para figurar detrás de él, en el "número dos".

Según el "veterano socialista" que cita Soledad Gallego y que confiesa sentirse "algo deprimido", si Zapatero se hubiera empeñado en imponer al rector, los 20.000 militantes de Madrid "hubieran provocado un incendio". La crónica destila pesimismo desde la primera línea y sólo se atisba algo de luz... en Cataluña. Si gana Maragall, la citada fuente reservada ve posible un buen resultado para 2004.

El caso Simancas y las críticas internas hacia la FSM

Lo cierto es que la trayectoria de Zapatero pone de manifiesto, incluso dentro del PSOE, que su poder en las federaciones regionales y sobre los pesos pesados es muy escaso y que tampoco en Madrid consigue hacerse oír con autoridad. El estallido de la crisis devolvió a los focos de la actualidad a la ex ministra de Felipe González, Cristina Alberdi. En un solo día –aunque sus quejas han estado presentes todo el verano– desmontó la política del PSOE a todos los niveles, desde Madrid hasta el País Vasco y Cataluña.

Alberdi sostuvo en julio que "una gran mayoría" de sus compañeros compartía su posición en privado, aunque no se atrevieran a hacerla pública. Entre ellos, la ex ministra citó precisamente a Gregorio Peces Barba y recordó a Zapatero que todavía estaba a tiempo de depurar responsabilidades y coger las riendas. El rector de la Carlos III negó enseguida que hubiera mostrado su apoyo a la línea disidente de Alberdi.

Otro socialista –aunque más reciente en cuanto a militancia– que aprovechó la crisis de junio para hablar fue el ex biministro Juan Alberto Belloch. Siendo ya alcalde de Zaragoza, concedió una entrevista al diario ABC a finales de julio y lanzó sus críticas, muy alejadas de la consigna de la trama inmobiliaria. Entre otras muchas cosas, admitió que el PSOE “incurrió en la responsabilidad de no haber depurado adecuadamente la lista". Como Alberdi, Belloch no escondía que la FSM era el origen del problema, y no la víctima.

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