Menú

Sindicalistas bolivianos dan 90 días al presidente antes de volver a movilizarse

Los sindicalistas bolivianos de la ciudad de El Alto se han concentrado en La Paz para decidir el futuro de las movilizaciones tras la llegada a la presidencia de Carlos Mesa. Después de que el mandatario se presentara inesperadamente en la concentración, los campesinos han decidido dar al Gobierno un plazo de noventa días. Pero si no se avienen a negociar sus exigencias, amenazan con volver a movilizarse.

L D (EFE) El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, ha conseguido convencer a los campesinos para que le den un plazo de tres meses, al presentarse inesperadamente en una concentración de unos 5.000 indígenas y mestizos que decidieron, a mano alzada, aceptar la propuesta del gobernante.

"Estamos dando una tregua de noventa días al Gobierno para ver qué pasa", declaró a los periodistas el dirigente de la Federación de Campesinos de La Paz, Rufo Calle al finalizar la concentración pacífica protagonizada por los indígenas en la Plaza de San Francisco, en el centro de La Paz. Sin embargo, Calle dijo que, transcurrido ese plazo, la organización convocará una reunión de su dirección para analizar la situación "de acuerdo al avance de los temas nacionales y regionales" planteados al Gobierno.

Frente al mandatario, el líder de la la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos (CSUTCB), Felipe Quispe, enumeró sus demandas y pidió al gobernante que dijera en público si era capaz de atenderlas. "Señor presidente, nosotros vamos a plantearle los puntos que habíamos acordado" con el Gobierno de Hugo Bánzer y Jorge Quiroga (1997-2002), y de Gonzalo Sánchez de Lozada, que dimitió el pasado viernes. Quispe exigió respuestas a un pliego de 72 reclamos y agregó: "Se los vamos a cobrar, porque usted es el deudor".

"Soy un mestizo que ama Bolivia

Tras escuchar a varios líderes sindicales indígenas, el presidente Mesa afirmó que "uno de los grandes errores" cometidos por los anteriores gobiernos ha sido "no saber quiénes son los aymaras, un pueblo que jamás ha sido vencido". El presidente incluso se comparó a sí mismo con Andrés Santa Cruz de Calahumana, presidente del país entre 1829 y 1839 y de sangre mestiza. "Soy un mestizo que ama Bolivia", señaló, para afirmar a continuación que hará "un gobierno para todos los bolivianos, para una patria grande, múltiple y diversa", y si el pueblo cree que él es un mal presidente se merecerá que lo expulsen también.

"Ustedes están cansados de que gobernemos nosotros. Quieren tener la posibilidad de gobernar", añadió, y se comprometió a trabajar para hacer realidad ese sueño. Para ello, solicitó "con toda humildad" a los asistentes más tiempo para poder satisfacer sus peticiones mediante un trabajo honesto, y les propuso volver al trabajo de forma conjunta para recuperar el tiempo perdido. Y para solidarizarse con los campesinos andinos, Mesa concluyó su discurso con el grito de "Jallalla" ('Viva' en aymara) Tupac Katari y Bartolina Sisa, líderes indígenas que en el siglo XVIII se rebelaron contra la colonia española.

Las exigencias concretas

Entre las exigencias del sindicato de campesinos está la anulación del decreto que impuso el modelo de libre mercado en el país en 1985, con la finalidad de abolir el sistema capitalista. Según ha explicado Felipe Quispe antes de que el presidente Mesa visitara su concentración, "no podemos sacrificar más de un mes de protestas por el simple cambio de personas, porque sigue el sistema capitalista o imperialista en vigencia. Vamos a poner a Carlos Mesa contra la pared y él no va a poder responder".

El sindicato campesino también exige la derogación de la actual Ley de Hidrocarburos y la reversión de un contrato de exportación de gas a EEUU y México, que, según Quispe, "está ya hecho, en secreto". En declaraciones al diario La Nación , el líder sindical ha dicho que el gas natural debe ser industrializado en Bolivia y "luego ya lo venderemos a cualquier país, no habría ningún problema".

Temas

En Internacional

    0
    comentarios