L D (EFE) El presidente del Grupo Popular en el Parlamento Vasco, Jaime Mayor Oreja, auguró que 2004 será un año "duro, decisivo y de confrontación" para hacer frente al desafío que supone el Plan Ibarretxe y advirtió de que la división y la fractura entre constitucionalistas sería un "suicidio".
En una conferencia pronunciada este lunes por la tarde en el Club Siglo XXI de Madrid, Mayor subrayó que la nueva ofensiva nacionalista se está haciendo a "cámara lenta" buscando el agotamiento y el desistimiento de los constitucionalistas y de la sociedad española. Mayor Oreja, que fue presentado por el ex secretario general de los socialistas vascos Nicolás Redondo Terreros, insistió en la necesidad de que la sociedad española mantenga la misma cohesión y la fortaleza democrática con la que se ha enfrentado al terrorismo y subrayó que el enfrentamiento entre constitucionalistas sería "un suicidio" y el "peor favor que le podríamos hacer a los valores constitucionales que defendemos".
En su conferencia, titulada "Dos constituciones para la libertad" destacó los valores de "convivencia e integración" de la Constitución Española de 1978 y de la futura Europea frente al Plan Ibarretxe que, reiteró, es "la herencia política de ETA" y el precio que la banda exige al PNV y este a su vez a la sociedad española. Subrayó que ese desafío no supone que nos encontremos ante una crisis de España ni de su modelo constitucional sino, al contrario, surge como respuesta y "huida hacia adelante" del nacionalismo al "mejor momento para España en los últimos siglos".
Pendientes de las tres fases del Plan Ibarretxe
Mayor consideró que el Plan Ibarretxe "no es una bravata más del nacionalismo vasco" y explicó que se desarrollará en tres fases, de las que ya estamos viviendo una primera "con la rebeldía y la desobediencia del Parlamento Vasco al Tribunal Supremo". Una segunda será la presentación el sábado del Plan Ibarretxe en forma de Proyecto de Ley y la tercera llegará con las próximas elecciones vascas, probablemente adelantadas a otoño de 2004, y que los nacionalistas interpretarán como un plebiscito del Plan. Auguró que en esos comicios PNV y ETA "están condenados entenderse" y podrían incluso compartir listas.
Ante ese panorama, el año 2004 y en concreto las elecciones generales se presentan como decisivas porque "los españoles tendrán que decidir entre debilitar al gobierno que salga de las urnas otorgándole una exigua mayoría, o fortalecerlo mediante una mayoría amplia" y en "plenas condiciones para hacer frente al desafío del nacionalismo vasco". Además, advirtió, la fortaleza de esa Gobierno será "medida al milímetro por quienes intentan derivas de otros nacionalismos'.
Las elecciones de la foto Savater-Redondo-Mayor
Mayor Oreja señaló que al PP y a los que defienden la Constitución les corresponde el esfuerzo político de volver a presentar una alternativa democrática como la que encabezaron en 2001 él mismo y Redondo Terreros, a la que, dijo "no es urgente poner nombres ni apellidos" pero sí prestigiarla como un proyecto de cambio en el País Vasco. Aquél fue el momento en el que PP y PSE estuvieron más cerca de cambiar la realidad política frente al nacionalismo. La famosa foto en la que aparecían Jaime Mayor, Nicolás Redondo y Fernando Savater le costó al líder socialista una campaña de acoso desde su partido hasta que lograron eliminarlo de la escena política.
El ex secretario general de los socialistas vascos hizo un llamamiento a PP y PSOE para que se pongan de acuerdo para construir una alternativa de la democracia y la libertad en el País Vasco sin "pasar la patata caliente a la sociedad o a los intelectuales". Expresó que presentar a Jaime Mayor Oreja le producía un "inmenso orgullo" para dejar claro que en el País Vasco, las siglas de los partidos constitucionales no deberían quebrar un proyecto común.
Redondo recordó que pertenece desde hace más de 25 años al PSE y que en su actual condición de "militante de base" sólo puede "aconsejar" a su partido que hable mucho con el PP y se ponga de acuerdo ante el mayor reto que ha vivido la democracia española, en referencia al Plan Ibarretxe. Además, auguró, "el que no se ponga de acuerdo, lo pagará en las elecciones y yo no quiero que mi partido salga perjudicado".
En una conferencia pronunciada este lunes por la tarde en el Club Siglo XXI de Madrid, Mayor subrayó que la nueva ofensiva nacionalista se está haciendo a "cámara lenta" buscando el agotamiento y el desistimiento de los constitucionalistas y de la sociedad española. Mayor Oreja, que fue presentado por el ex secretario general de los socialistas vascos Nicolás Redondo Terreros, insistió en la necesidad de que la sociedad española mantenga la misma cohesión y la fortaleza democrática con la que se ha enfrentado al terrorismo y subrayó que el enfrentamiento entre constitucionalistas sería "un suicidio" y el "peor favor que le podríamos hacer a los valores constitucionales que defendemos".
En su conferencia, titulada "Dos constituciones para la libertad" destacó los valores de "convivencia e integración" de la Constitución Española de 1978 y de la futura Europea frente al Plan Ibarretxe que, reiteró, es "la herencia política de ETA" y el precio que la banda exige al PNV y este a su vez a la sociedad española. Subrayó que ese desafío no supone que nos encontremos ante una crisis de España ni de su modelo constitucional sino, al contrario, surge como respuesta y "huida hacia adelante" del nacionalismo al "mejor momento para España en los últimos siglos".
Pendientes de las tres fases del Plan Ibarretxe
Mayor consideró que el Plan Ibarretxe "no es una bravata más del nacionalismo vasco" y explicó que se desarrollará en tres fases, de las que ya estamos viviendo una primera "con la rebeldía y la desobediencia del Parlamento Vasco al Tribunal Supremo". Una segunda será la presentación el sábado del Plan Ibarretxe en forma de Proyecto de Ley y la tercera llegará con las próximas elecciones vascas, probablemente adelantadas a otoño de 2004, y que los nacionalistas interpretarán como un plebiscito del Plan. Auguró que en esos comicios PNV y ETA "están condenados entenderse" y podrían incluso compartir listas.
Ante ese panorama, el año 2004 y en concreto las elecciones generales se presentan como decisivas porque "los españoles tendrán que decidir entre debilitar al gobierno que salga de las urnas otorgándole una exigua mayoría, o fortalecerlo mediante una mayoría amplia" y en "plenas condiciones para hacer frente al desafío del nacionalismo vasco". Además, advirtió, la fortaleza de esa Gobierno será "medida al milímetro por quienes intentan derivas de otros nacionalismos'.
Las elecciones de la foto Savater-Redondo-Mayor
Mayor Oreja señaló que al PP y a los que defienden la Constitución les corresponde el esfuerzo político de volver a presentar una alternativa democrática como la que encabezaron en 2001 él mismo y Redondo Terreros, a la que, dijo "no es urgente poner nombres ni apellidos" pero sí prestigiarla como un proyecto de cambio en el País Vasco. Aquél fue el momento en el que PP y PSE estuvieron más cerca de cambiar la realidad política frente al nacionalismo. La famosa foto en la que aparecían Jaime Mayor, Nicolás Redondo y Fernando Savater le costó al líder socialista una campaña de acoso desde su partido hasta que lograron eliminarlo de la escena política.
El ex secretario general de los socialistas vascos hizo un llamamiento a PP y PSOE para que se pongan de acuerdo para construir una alternativa de la democracia y la libertad en el País Vasco sin "pasar la patata caliente a la sociedad o a los intelectuales". Expresó que presentar a Jaime Mayor Oreja le producía un "inmenso orgullo" para dejar claro que en el País Vasco, las siglas de los partidos constitucionales no deberían quebrar un proyecto común.
Redondo recordó que pertenece desde hace más de 25 años al PSE y que en su actual condición de "militante de base" sólo puede "aconsejar" a su partido que hable mucho con el PP y se ponga de acuerdo ante el mayor reto que ha vivido la democracia española, en referencia al Plan Ibarretxe. Además, auguró, "el que no se ponga de acuerdo, lo pagará en las elecciones y yo no quiero que mi partido salga perjudicado".