L D (Agencias) A diferencia de la campaña del 25 de mayo, esta última ha sido más "mediática" y sin debates electorales. Además, la mayoría de actos se celebraron en locales cerrados, rodeando a los candidatos de incondicionales, apoderados y simpatizantes.
El escepticismo de la ciudadanía tras ver cómo la fuga de dos políticos –Eduardo Tamayo y Maite Sáez– desbarataba la sexta legislatura madrileña, así como los interrogantes no resueltos, la ausencia de dimisiones y la cantidad de "trapos sucios" de unos y otros que salieron a relucir en la Comisión que investigó la crisis institucional de la Asamblea, fueron otras de las circunstancias de la campaña que antecedió a las elecciones de este domingo.
Por eso, en las tres últimas semanas, los candidatos han tratado de transmitir credibilidad política. Su objetivo: convencer a los ciudadanos a fin de que participen en la repetición de unas elecciones para las que habían sido llamados a votar apenas hace cinco meses. Así, el llamamiento al voto masivo se ha convertido en el eslogan coincidente de los tres principales partidos: PP, PSOE e Izquierda Unida.
"Cada voto es decisivo"
De este modo, Fausto Fernández, el candidato de Izquierda Unida, apeló a la movilización de sus votantes recordándoles que "es tu elección: no permitas que otros decidan por ti". Por su parte, el PSOE pasó del "gobierno para todos y todas" que prometía en el eslogan de la anterior campaña, a un llamamiento dramático "para que gane la democracia", aunque el candidato socialista, Rafael Simancas, reconoció el jueves pasado en la COPE que la democracia ganará "voten a quien voten" los madrileños.
Por su parte, el Partido Popular no encontró mucha ayuda en las encuestas sucesivas que se fueron publicando, ya que algunas le daban bastante ventaja a Esperanza Aguirre, lo que alertó a los populares ante la posibilidad de que sus electores no vayan a votar pensando que ya todo está ganado. En el cierre de campaña, Aguirre recordó que "cada voto es decisivo", mientras que el presidente del Gobierno, José María Aznar, recordó a sus votantes que las elecciones no se ganan con las encuestas, sino acudiendo a votar.
En mayo votó el 69,19 por ciento
Hasta estas elecciones, la participación del electorado ha sido bastante alta en todas sus convocatorias, a excepción de la bajada que se produjo en los comicios de 1991, cuando cayó hasta el 58,52 por ciento. En las siguientes (1995) llegó al nivel más alto, con un 70,39 por ciento, y volvió a bajar en 1999, cuando registró un índice del 61,91 por ciento. El pasado 25 de mayo, la participación alcanzó el 69,19 por ciento.
En las elecciones del 25-M el Partido Popular obtuvo 1.429.346 votos y 55 de los 111 escaños de la cámara autonómica, el PSOE 1.225.629 sufragios y 47 diputados (45 tras la fuga de Eduardo Tamayo y Maite Sáez) e Izquierda Unida 234.944 papeletas y 9 parlamentarios. Las demás candidaturas, que no obtuvieron representación, fueron apoyadas por 112.583 madrileños, mientras otros 60.942 electores votaron en blanco y 13.977 papeletas fueron declaradas nulas.
El escepticismo de la ciudadanía tras ver cómo la fuga de dos políticos –Eduardo Tamayo y Maite Sáez– desbarataba la sexta legislatura madrileña, así como los interrogantes no resueltos, la ausencia de dimisiones y la cantidad de "trapos sucios" de unos y otros que salieron a relucir en la Comisión que investigó la crisis institucional de la Asamblea, fueron otras de las circunstancias de la campaña que antecedió a las elecciones de este domingo.
Por eso, en las tres últimas semanas, los candidatos han tratado de transmitir credibilidad política. Su objetivo: convencer a los ciudadanos a fin de que participen en la repetición de unas elecciones para las que habían sido llamados a votar apenas hace cinco meses. Así, el llamamiento al voto masivo se ha convertido en el eslogan coincidente de los tres principales partidos: PP, PSOE e Izquierda Unida.
"Cada voto es decisivo"
De este modo, Fausto Fernández, el candidato de Izquierda Unida, apeló a la movilización de sus votantes recordándoles que "es tu elección: no permitas que otros decidan por ti". Por su parte, el PSOE pasó del "gobierno para todos y todas" que prometía en el eslogan de la anterior campaña, a un llamamiento dramático "para que gane la democracia", aunque el candidato socialista, Rafael Simancas, reconoció el jueves pasado en la COPE que la democracia ganará "voten a quien voten" los madrileños.
Por su parte, el Partido Popular no encontró mucha ayuda en las encuestas sucesivas que se fueron publicando, ya que algunas le daban bastante ventaja a Esperanza Aguirre, lo que alertó a los populares ante la posibilidad de que sus electores no vayan a votar pensando que ya todo está ganado. En el cierre de campaña, Aguirre recordó que "cada voto es decisivo", mientras que el presidente del Gobierno, José María Aznar, recordó a sus votantes que las elecciones no se ganan con las encuestas, sino acudiendo a votar.
En mayo votó el 69,19 por ciento
Hasta estas elecciones, la participación del electorado ha sido bastante alta en todas sus convocatorias, a excepción de la bajada que se produjo en los comicios de 1991, cuando cayó hasta el 58,52 por ciento. En las siguientes (1995) llegó al nivel más alto, con un 70,39 por ciento, y volvió a bajar en 1999, cuando registró un índice del 61,91 por ciento. El pasado 25 de mayo, la participación alcanzó el 69,19 por ciento.
En las elecciones del 25-M el Partido Popular obtuvo 1.429.346 votos y 55 de los 111 escaños de la cámara autonómica, el PSOE 1.225.629 sufragios y 47 diputados (45 tras la fuga de Eduardo Tamayo y Maite Sáez) e Izquierda Unida 234.944 papeletas y 9 parlamentarios. Las demás candidaturas, que no obtuvieron representación, fueron apoyadas por 112.583 madrileños, mientras otros 60.942 electores votaron en blanco y 13.977 papeletas fueron declaradas nulas.