Nueve años después, Raúl regresa a Zaragoza como capitán del Madrid y con un extraordinario palmarés

(Libertad Digital) Este martes regresa a Zaragoza. De aquel 29 de octubre del año 1994 al 29 de octubre de 2003, Raúl ha pasado de meritorio a capitán de un equipo cuyo techo está aún por conquistar. Nueve años de retos, todo un mundo en el fútbol como prueba ser en la actualidad el único superviviente del colectivo que en el 94 dirigía Jorge Valdano. Con 26 años él es el veterano. Cuando antes del partido eche un vistazo Raúl a su entorno en el vestuario de La Romareda comprobará el paso del tiempo. Nada es igual. Allí no estarán Michel, Alkorta, Laudrup o Zamorano. Tampoco Fernando Hierro, su compañero de fatigas en los últimos tiempos. Ni Cedrún será el portero rival, ahora ya retirado. Muchas cosas han cambiado desde entonces.

De entrada, la forma de viajar a la capital de Aragón. Los jugadores de Carlos Queiroz llegarán cómodamente en el AVE recién inaugurado. 1 hora y 45 minutos de viaje, con una locomotora que puede llegar a tirar de los vagones a 300 kilómetros por hora. En el 94, Valdano subió al piso de arriba del bus para tranquilizarle y animarle. Valdano le encontró durmiendo a pierna suelta. "Este tipo no necesita mimos", pensó Valdano. De aquel viaje, queda también el aprecio y el cariño que sienten sus padres –Pedro y Marisa– por esa ciudad. Un agradecimiento que convierte ya a la Basílica del Pilar en lugar de visita obligada cada vez que sus progenitores pasan por Zaragoza.

Valdano cree que Raúl puede superar los registros del mismísimo Alfredo Di Stéfano. De momento, tres Copas de Europa (Champions League), dos Copas Intercontinentales, 1 Supercopa de Europa, 4 Ligas, 2 Supercopas de España, 2 Pichichis, 2 veces máximo goleador en la Liga de Campeones, 66 veces internacional, máximo anotador histórico de la selección española –35 goles hasta la fecha– y un futuro lleno de expectativas. Si hay un título que anhela Raúl especialmente ese es el de la Copa del Rey. Le falta en su palmarés. No quiere irse del fútbol sin recoger de manos del Rey un trofeo que le gusta por ser el día de la final de Copa la jornada más hermosa del año.