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Zaplana pone a Ibarra y Maragall como los mejores ejemplos de la debilidad de Zapatero

En sólo una semana, el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, ha protagonizado dos episodios que vuelven a poner en cuestión su control sobre el partido. El primero llegó cuando el presidente extremeño, Rodríguez Ibarra, pidió a Aznar que antepusiera el interés general a su "promesita" de estar sólo ocho años en el poder. El segundo, la carta blanca a Pasqual Maragall para reformar el Estatuto. Zaplana cree que sólo dijo "lo que Maragall quería oír".

L D (Agencias) Las declaraciones del presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, eran toda una desautorización hacia su líder al no considerar la posibilidad de que pudiera convertirse en presidente del Gobierno y reprochar a Aznar que prefiriera cumplir una promesa –estar dos legislaturas y luego marcharse– a aguantar la presión del desafío nacionalista. En Cataluña, la otra muestra de debilidad fue conceder a Maragall el aval para reformar el Estatuto cuando hasta el candidato había ocultado este punto en su campaña electoral.
 
Ante este panorama, el portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, se refirió este sábado a las declaraciones del presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, sobre José María Aznar y dijo que éstas evidencian la "debilidad interna" del líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero. Rodríguez Ibarra declaró hace unos días, durante el debate de una proposición no de ley del Parlamento extremeño contra el Plan Ibarretxe que estos "momentos graves" que vive España por la amenaza de ese plan, "ningún político con responsabilidad –en referencia a José María Aznar– debe abandonar el barco".

El portavoz del Gobierno, según informa la agencia EFE, valoró el "rasgo de sinceridad" de Rodríguez Ibarra, aunque admitió que no sabe si fue emitido "voluntaria o involuntariamente". Añadió que esta solicitud para que Aznar "no se marche" confirma que, para los socialistas, el presidente del Gobierno tiene "criterio, coherencia y defiende los intereses de España". Hizo hincapié Zaplana en que a Ibarra"no se le ocurrió el nombre de Rodríguez Zapatero ni de otro dirigente socialista porque no son capaces de articular las políticas. Sí lo hace Aznar y lo hará Rajoy, que defienden las mismas ideas y dicen en todas partes lo mismo".
 
Más letras en Cataluña

También se refirió a la promesa de Zapatero de apoyar la reforma del Estatuto catalán si hay una mayoría en el nuevo Parlamento regional, y achacó esta intención a la citada "debilidad". En su opinión, "lo mejor que podría hacer el PSOE sería no sacar mucho a Zapatero" dado que, argumentó, "por cada sitio que pasa asume los compromisos y reivindicaciones del lugar, y al final tantas letras no pueden pagarse". Zaplana sostuvo que, en Cataluña, Rodríguez Zapatero "dijo lo que Maragall quería oír" y agregó que "si va a otro sitio dirá lo que quieren oír allí".

Asimismo, advirtió al líder de los socialistas de que "si quiere ser presidente" debería de "tener criterio, coherencia y visión de Estado". Lo cierto es que el propio Pasqual Maragall rebajo mucho las referencias a sus modelos de Estado y a la prioridad por reformar el Estatuto. Ni siquiera hizo demasiadas alusiones a su macro-región que llega hasta el sur de Francia y ocupa tres comunidades autónomas ajenas a Cataluña.
 
Pero un día antes del cierre de campaña le dio carta blanca en forma de promesa. Poco después, Caldera apuntalaba el aval asegurando que es "todo el PSOE" el que se compromete a apoyar la reforma del Estatuto que se apruebe en el parlamento regional. Maragall no lo dudó y, pocas horas antes de entrar en el día de reflexión, reconoció que si gana abordará "de inmediato" los trabajos para poner en marcha la reforma. Una vez más hay que recordar que en el 35 Congreso del PSOE –el que convirtió por poco a Zapatero en secretario general– el apoyo de Maragall fue decisivo.

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