LD (EFE) En un congreso federal que se celebra en Bochum, en la cuenca del Ruhr, que fue corazón de la industria minera y de la socialdemocracia alemana, el SPD reeligió a Schroeder con el 80,83 por ciento de los votos, casi un ocho por ciento menos que hace dos años.
La votación siguió a un discurso de una hora y media en el que Schroeder defendió una vez más las principales líneas de su Agenda 2010, el concepto por el que se conocen las reformas sociales y laborales del Gobierno rojiverde, y pidió al partido apoyo para seguir llevándolas adelante. Esta agenda incluye una serie de medidas para reactivar la economía y poder cumplir con los requerimientos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Pese a que su intervención no incluyó grandes novedades frente a discursos anteriores, Schroeder pareció convencer a sus correligionarios, y aunque no cosechó vítores, el debate posterior careció de las temidas críticas demoledoras. Antes de dar paso a ese debate, que la dirección del Congreso había decidido ampliar para dar cabida a toda opinión, Schroeder pidió al partido evitar las batallas internas y respaldar al Gobierno en el "difícil camino" de las reformas.
La votación siguió a un discurso de una hora y media en el que Schroeder defendió una vez más las principales líneas de su Agenda 2010, el concepto por el que se conocen las reformas sociales y laborales del Gobierno rojiverde, y pidió al partido apoyo para seguir llevándolas adelante. Esta agenda incluye una serie de medidas para reactivar la economía y poder cumplir con los requerimientos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
Pese a que su intervención no incluyó grandes novedades frente a discursos anteriores, Schroeder pareció convencer a sus correligionarios, y aunque no cosechó vítores, el debate posterior careció de las temidas críticas demoledoras. Antes de dar paso a ese debate, que la dirección del Congreso había decidido ampliar para dar cabida a toda opinión, Schroeder pidió al partido evitar las batallas internas y respaldar al Gobierno en el "difícil camino" de las reformas.
El partido se encuentra en la peor crisis de su historia moderna, con una pérdida de afiliados sin precedentes –cerca de 30.000 en lo que va de año– y también de votantes: los últimos sondeos dan al SPD en torno al 25 por ciento de apoyos. Pese a todo, Schroeder se manifestó convencido de que la población no sólo entiende sino que apoya las reformas, y que el problema por tanto es de comunicación. "Tenemos que explicar nuestra política con mayor claridad. Tenemos que defenderla ofensivamente", dijo el canciller.