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Trichet apuesta por un euro fuerte mientras la divisa europea continúa en máximos históricos

El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha abogado por una moneda fuerte y estable y ha rechazado la intervención de los bancos centrales sobre el mercado de divisas. Mientras, el euro marcaba un nuevo máximo histórico al alcanzar los 1,2435 dólares y la confianza empresarial alemana alcanzaba su mejor nivel de los últimos tres años. La Bolsa de Madrid ha reaccionado con un nuevo máximo anual.

(Libertad Digital) En una entrevista publicada este jueves por “The Wall Street Journal Europe”, Trichet dice estar contento de que Washington no haya intentado debilitar el dólar y de que ambas partes del Atlántico coincidan en la estrategia del tipo de cambio de sus divisas.

"Intervenciones por los bancos centrales siempre son posibles y nunca las comentamos", dijo el banquero francés, que prefiere no hablar de una moneda "demasiado fuerte" o "demasiado débil" y se inclina por "una estrategia a largo plazo de monedas fuertes y estables".

Sobre el silencio que ha mantenido la autoridad monetaria respecto a la carrera alcista del euro, Trichet apunta que el Banco cuando tiene algo que decir, lo dice, especialmente cuando sea el mismo mensaje en EEUU y Europa, porque si no es el mismo "no tiene impacto en los mercados".
 
La moneda europea se ha apreciado este año más de un 18 por ciento frente al billete verde, sin que la entidad emisora diera ninguna señal de querer intervenir en los mercados para ayudar al dólar. Este jueves, el euro marcó, por quinto día consecutivo, un nuevo récord al alza al colocarse en 1,2435 dólares.
 
Los expertos en divisas aseguran que con la cercanía a la Navidad , el volumen de negocios es muy bajo, lo que intensifica bruscos movimientos de fluctuación y que esta tendencia se prolongará en las próximas jornadas. Al mismo tiempo, fuentes financieras consideraron que EEUU ha dejado de tener atractivo para los inversores, dado el bajo nivel en que se encuentran los tipos de interés, actualmente al 1 por ciento, lo que está desviando flujos de capital a otras regiones más atractivas, como la zona euro, donde el precio del dinero está al 2 por ciento. 

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