L D (EFE) El también ministro de la Presidencia, en una entrevista concedida a Europa Press, no cierra la puerta a nuevos acuerdos con CiU tras las elecciones generales del próximo mes de marzo. Únicamente insiste en que los nacionalistas catalanes deberán elegir entre seguir la senda que han seguido los dos últimos años, que es la de la radicalidad u optar por la línea mantenida en la etapa anterior, de 23 años, de "compromiso con la Constitución y el Estatuto, de apoyar la gobernabilidad de España y la moderación y ocupar un papel central en la vida política catalana".
En su opinión, la vuelta a la Constitución y el Estatuto sería la "decisión buena para Cataluña y para España" mientras que "la errónea sería radicalizarse más e intentar superar a ERC en la dirección de la ruptura del proyecto común de España". Arenas muestra su confianza en que "CiU acierte y podamos colaborar después de las elecciones de marzo" aunque matiza que la "medida y cómo se puede concretar el nivel de colaboración" lo dirá el tiempo.
La factura de los barones socialistas
Arenas también se ha referido a la posibilidad de que los barones del PSOE pasen factura a Zapatero si obtiene un mal resultado en los comicios de marzo. En su opinión, es más importante que el PSOE sea un partido nacional que la persona que lo lidere, en referencia a que la presión de un nuevo fracaso electoral provoque la caída de Zapatero. El vicepresidente considera que la vida del PSOE es muy compleja y que "esa complejidad va a aumentar después de las próximas elecciones generales".
El seguidismo de Imaz
Sobre el relevo en la presidencia del PNV, Arenas apunta que el único cambio "significativo" que podría aportar Josu Jon Imaz sería la retirada del Plan Ibarretxe. Como ya ha anunciado que no va a ser así, el vicepresidente expresa sus dudas de que haya alguna diferencia entre Imaz y el otro candidato del PNV a presidir el partido nacionalista. Lo único que les diferencia, sostiene, es que a Egibar "se le ve venir" porque es "más claro en sus apreciaciones", mientras que Imaz "esconde un poco más el fondo de la cuestión y la política requiere claridad".
A su juicio, para que el nuevo presidente del PNV "sea creíble" debería retirar el Plan Ibarretxe, que el señor Atutxa cumpliera las resoluciones judiciales, que el Parlamento vasco dejara de financiar a la organización ilegalizada, Batasuna, y que el PNV rompiera la colaboración con esta última. Unas cuestiones éstas, dice, que causan "vergüenza y sonrojo" sobre todo teniendo en cuenta que los que han apoyado al PNV para quitar los derechos políticos a Carlos Iturgáiz en el Parlamento vasco son los mismos que han intentado teñir de sangre los hogares españoles estas Navidades.