L D (EFE) Así, el precio de la vivienda nueva se situó, de media, en 3.282 euros por metro cuadrado hasta junio de 2003, por lo que el coste de los pisos durante los seis primeros meses del año subió un 16,5 por ciento respecto al que tenían el 31 de diciembre de 2002.
A pesar de que la vivienda de segunda mano continuó siendo más barata, su precio creció también al mismo ritmo que la de nueva construcción y se situó en 2.814 euros por metro cuadrado, un 16,8 por ciento más que a finales del año pasado. La presión alcista también llegó a los precios de alquiler, que en el primer semestre del 2003 alcanzaron los 9,2 euros por metro cuadrado al mes, 10,1 por ciento más que en el mismo período del año anterior.
El estudio señala que las malas perspectivas del mercado laboral y la contención del crecimiento económico podría llevar en los próximos meses "a que se frene, probablemente, el impulso de la demanda". Sin embargo, el propio informe reconoce también que "la anunciada estabilización de los precios después de cuatro años de aumentos, que en Barcelona han rondado el 15 por ciento, se vuelve a revelar como inexacta".
El informe destaca la fuerza de la demanda como motor de esta subida de los precios e indica que "la construcción residencial actúa como principal motor de la actividad económica del país". Los autores señalan a las entidades financieras y la "extrema competencia" que han establecido en el mercado hipotecario como "la clave que ha alimentado la confianza de la demanda y ha propiciado los niveles actuales de endeudamiento de las familias".
En la provincia de Barcelona se firmaron, en los seis primeros meses del pasado año, un total 49.598 nuevas hipotecas, una cifra que supone un aumento del 9,4 por ciento respecto al mismo período del año anterior y que no muestra, precisamente, un debilitamiento de la actividad residencial, agrega. Respecto a la posibilidad de que se produzca un estallido de la "burbuja inmobiliaria", el informe se limita a señalar que hay un debate social y económico sobre "la idea de un posible hundimiento de los precios" y de que una parte del mismo no corresponda al valor real de los activos.
El estudio señala que "los principales temores a un eventual desplome de los precios se centran en el impacto sobre la producción y la ocupación en el sector de la construcción, la pérdida de la riqueza de las familias y sobre el sistema financiero, dado el importante volumen de recursos comprometidos en créditos hipotecarios". Entre las causas del aumento de la demanda, el informe señala que "los inmigrantes han presionado sobre la oferta residencial y han alimentado en muchos casos la banda baja del mercado facilitando la demanda de mejora, la gran protagonista de la demanda de vivienda nueva". Además, progresivamente, se va reduciendo la medida de los hogares y también aumenta cada día en Barcelona el número de viviendas unipersonales.
A pesar de que la vivienda de segunda mano continuó siendo más barata, su precio creció también al mismo ritmo que la de nueva construcción y se situó en 2.814 euros por metro cuadrado, un 16,8 por ciento más que a finales del año pasado. La presión alcista también llegó a los precios de alquiler, que en el primer semestre del 2003 alcanzaron los 9,2 euros por metro cuadrado al mes, 10,1 por ciento más que en el mismo período del año anterior.
El estudio señala que las malas perspectivas del mercado laboral y la contención del crecimiento económico podría llevar en los próximos meses "a que se frene, probablemente, el impulso de la demanda". Sin embargo, el propio informe reconoce también que "la anunciada estabilización de los precios después de cuatro años de aumentos, que en Barcelona han rondado el 15 por ciento, se vuelve a revelar como inexacta".
El informe destaca la fuerza de la demanda como motor de esta subida de los precios e indica que "la construcción residencial actúa como principal motor de la actividad económica del país". Los autores señalan a las entidades financieras y la "extrema competencia" que han establecido en el mercado hipotecario como "la clave que ha alimentado la confianza de la demanda y ha propiciado los niveles actuales de endeudamiento de las familias".
En la provincia de Barcelona se firmaron, en los seis primeros meses del pasado año, un total 49.598 nuevas hipotecas, una cifra que supone un aumento del 9,4 por ciento respecto al mismo período del año anterior y que no muestra, precisamente, un debilitamiento de la actividad residencial, agrega. Respecto a la posibilidad de que se produzca un estallido de la "burbuja inmobiliaria", el informe se limita a señalar que hay un debate social y económico sobre "la idea de un posible hundimiento de los precios" y de que una parte del mismo no corresponda al valor real de los activos.
El estudio señala que "los principales temores a un eventual desplome de los precios se centran en el impacto sobre la producción y la ocupación en el sector de la construcción, la pérdida de la riqueza de las familias y sobre el sistema financiero, dado el importante volumen de recursos comprometidos en créditos hipotecarios". Entre las causas del aumento de la demanda, el informe señala que "los inmigrantes han presionado sobre la oferta residencial y han alimentado en muchos casos la banda baja del mercado facilitando la demanda de mejora, la gran protagonista de la demanda de vivienda nueva". Además, progresivamente, se va reduciendo la medida de los hogares y también aumenta cada día en Barcelona el número de viviendas unipersonales.