El Levante agudiza la crisis del Barcelona en la Copa del Rey (1-0)

 

Los miedos iniciales del Levante se disiparon pronto cuando, en el primer balón que merodeaba el área barcelonista, el árbitro castigó con penalti un empujón de Puyol a Aganzo a la salida de un córner, pena máxima que transformó Rivera para adelantar a su equipo antes de cumplirse los diez primeros minutos. Con el marcador a favor, el Levante empezó a sentirse cómodo en el terreno de juego, agazapado en su parcela y confiado en la velocidad de Ettien, Cuéllar y Aganzo, mientras el Barcelona se perdía en una maraña de pases sin sentido y agotaba su escasa capacidad ofensiva en dos lanzamientos de falta de Ronaldinho y Xavi sin peligro.

Para resolver el atasco creativo de su equipo, Rijkaard adelantó a Márquez al centro del campo para incrustar a Cocu en el centro de la defensa, pero ni el mexicano pudo conectar nunca con los estáticos delanteros que se amontonaban en el área levantinista, ni el holandés frenar las acometidas de la vanguardia rival. El descanso llegó en el momento de mayor depresión para el equipo azulgrana -esta vez vestido de dorado-, impotente para desentrañar la tela de araña tejida por el Levante de medio campo para atrás, y con un conjunto valenciano crecido al comprobar que, en 45 minutos, su puerta no había pasado por momentos de verdadero peligro.

En la reanudación, el Levante se preocupó por controlar más la posesión del balón, a la que había renunciado durante el primer período, lo que abrió el partido y desencadenó un rosario de oportunidades para ambos equipos, que neutralizaron Aizpurúa, a remates de Xavi (m.51) e Iniesta (m.57), y Valdés, en ocasión de Cuéllar (m.63). Un remate de cabeza al palo de Márquez (m.70) puso sobre aviso al Levante de que lo mejor para sus intereses era ceder la iniciativa a su rival y esperar una contra decisiva, con lo que el encuentro recobró el guión con el que había transcurrido durante la primera mitad. La sentencia pudo llegar en un remate a bocajarro de Ettien (m.76) tras galopada de Jofre que rozó el poste, pero fue Aizpurúa el que se erigió como héroe en su equipo al salvar dos remates de Saviola y Sergio García.

 

 

 

Benito Floro y Joaquín Caparrós mostraron sus cartas ambiciosas al alinear a dos onces muy próximos a los titulares, que desde el inicio depararon un ritmo alto y mucha concentración en defensa pero poca inspiración en ataque. Fue el Villarreal el que intentó llevar el peso del partido, aunque de salida le costó acercarse a la meta de Esteban. El Sevilla fue quien disparó primero en un contraataque bien llevado por Baptista y Darío Silva que dejaba bien claras sus intenciones. Pero en la siguiente jugada, Belletti culminó una acción individual para adelantar al submarino amarillo en el marcador. El gol dio paso a una fase de dominio local en la que hubo varias ocasiones ante la portería de Esteban, aunque el poco acierto rematador impidió al Villarreal aumentar la diferencia.

El Sevilla trató de amarrar atrás y buscó sus opciones de marcar a la contra y a balón parado, aunque inquietó bastante poco a López Vallejo. En la segunda mitad, el partido parecía comenzar de la misma forma, ya que el Villarreal dispuso de la primera ocasión clara para sentenciar. Pero en la primera contra del Sevilla, Daniel Alves habilitó a su compatriota Baptista, que con un gran control y una buena vaselina establecía el 1-1. El equipo local sintió el golpe del empate y, perdido en el campo, recibió poco después un mazazo mayor con el segundo gol del Sevilla, obra de Daniel Alves, que dejó más tocados a los hombres de Floro.