L D (EFE) El Pamesa ha trasladado a su propia cancha todos los problemas que le han acechado en sus últimos encuentros fuera de Valencia y ni si quiera su pundonor y el buen papel de Oberto y Dejan Tomasevic han sido suficientes para salir del bache de juego y resultados en el que se haya inmerso.
El choque comenzó amenizado por el intenso duelo anotador que protagonizaron Oberto y Liadelis, ex jugador azulejero. Nueve puntos del pívot argentino dieron al Pamesa el mando del encuentro, pero los once que sumó el escolta griego, único jugador del Olympiacos que anotó en los primeros siete minutos, permitieron a los helenos capear el temporal (16-11, m. 7). Pero el Pamesa perdió su frescura. Poco a poco sus ataques se trabaron y cada vez le costó más encontrar el camino hacia el aro, circunstancia a la que contribuyeron las alternativas defensivas que planteó el técnico del equipo griego.
El atasco ofensivo local minó la moral del Pamesa y le hizo perder algo de intensidad en defensa y en la lucha por el rebote, dos factores que dieron la oportunidad al batallador Olympiacos de hacerse con el dominio del marcador y también del ritmo del encuentro (27-29, m.17). No se vino abajo el equipo valenciano. Apoyado en el calor de su público y en una reacción de genio del francés Antoine Rigaudeau, en apenas tres minutos endosó a su rival un parcial 11-2 que le permitió afrontar el tiempo de descanso con cierta tranquilidad. El Olympiacos regresó a la pista dispuesto a aprovechar la irregularidad del Pamesa y aumentó la velocidad de su juego.
El choque comenzó amenizado por el intenso duelo anotador que protagonizaron Oberto y Liadelis, ex jugador azulejero. Nueve puntos del pívot argentino dieron al Pamesa el mando del encuentro, pero los once que sumó el escolta griego, único jugador del Olympiacos que anotó en los primeros siete minutos, permitieron a los helenos capear el temporal (16-11, m. 7). Pero el Pamesa perdió su frescura. Poco a poco sus ataques se trabaron y cada vez le costó más encontrar el camino hacia el aro, circunstancia a la que contribuyeron las alternativas defensivas que planteó el técnico del equipo griego.
El atasco ofensivo local minó la moral del Pamesa y le hizo perder algo de intensidad en defensa y en la lucha por el rebote, dos factores que dieron la oportunidad al batallador Olympiacos de hacerse con el dominio del marcador y también del ritmo del encuentro (27-29, m.17). No se vino abajo el equipo valenciano. Apoyado en el calor de su público y en una reacción de genio del francés Antoine Rigaudeau, en apenas tres minutos endosó a su rival un parcial 11-2 que le permitió afrontar el tiempo de descanso con cierta tranquilidad. El Olympiacos regresó a la pista dispuesto a aprovechar la irregularidad del Pamesa y aumentó la velocidad de su juego.