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Garzón regresa de México sin interrogar a seis etarras en prisión por las trabas de los funcionarios

El juez de la Audiencia Nacional se ha quejado del "trato vejatorio" que recibió de las autoridades del Reclusorio Norte de Ciudad de México, donde intentó asistir al interrogatorio de seis etarras cuya extradición tiene solicitada. Los funcionarios no sólo impidieron la entrada del fiscal que acompañaba a Garzón sino que pretendían violar el secreto del sumario al permitir que estuvieran presentes en el interrogatorio varios medios de comunicación.

L D (EFE) Baltasar Garzón ha abandonado México sin haber podido asistir al interrogatorio de seis etarras encarcelados en una prisión de la capital mexicana cuya dirección dispensó al magistrado un "trato vejatorio", según denunció el juez de la Audiencia Nacional.

"Espero y deseo que este incidente sea sólo una manifestación aislada y que no marque una trayectoria permanente", señaló el viernes Garzón en relación con este incidente. Garzón viajó a comienzos de esta semana a México, al frente de una comisión rogatoria internacional, para presenciar las diligencias de la Fiscalía de este país en relación con el proceso de extradición de seis etarras detenidos en julio pasado. Se trata de Asier Arronategui Durade, Ernesto Alberdi Elejalde, Félix Salustiano García Rivera, Juan Carlos Artola Díaz, María Asunción Gorrochategui Vázquez y José María Urquijo Bordem.

Todos ellos permanecen en el Reclusorio Norte de la capital mexicana, a la espera de que la Justicia —en primera instancia— y el Gobierno mexicano —que es quien tiene la última palabra— decidan sobre la solicitud de extradición a España que Garzón formuló en noviembre de 2003.
Trabas y trato vejatorio

La presencia del magistrado desató en México un debate en algunos medios de comunicación y en sectores políticos de izquierda, que ven en su actuación una injerencia en los asuntos judiciales del país. A pesar de que la comisión rogatoria internacional se desarrolló en aplicación de los convenios de asistencia jurídica entre México y España, la dirección del penal donde están recluidos los etarras puso trabas a la labor del juez español, quien optó por pedir la suspensión del interrogatorio.

Garzón ha explicado que la dirección de la prisión impidió el acceso del fiscal español que le acompañaba, Enrique Molina Benito, pero no la de varios medios de comunicación, con lo que se hubiera violado el secreto del sumario. El magistrado fue cacheado y su maletín registrado, no le permitieron entrar por el acceso para funcionarios y autoridades, y, tal y como ha denunciado, el personal del penal se dirigió a él en "tono desabrido".


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