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Los reformistas iraníes, decididos a boicotear las elecciones del 20 de febrero

El líder del principal partido reformista iraní, Mohamed Reza Jatamí, hermano del presidente del país, ha anunciado que su formación, mayoritaria en el Parlamento, boicoteará las elecciones legislativas del próximo 20 de febrero. Reza Jatamí, considerado uno de los candidatos a suceder a su hermano, Mohamed Jatamí, en la presidencia del país, lanzó su órdago horas después de que el propio Gabinete decidiera no apoyar la celebración de los comicios.

L D (EFE) El anuncio se produjo apenas unas horas más tarde de que los conservadores, por boca del ex presidente Ali Hashemi Rafsanyani, dejarán entrever que no están dispuestos a ceder.

En el sermón habitual del Aid al-Adha, o fiesta del Sacrificio, que se inició este lunes para la comunidad chií, Rafsanyani instó a las dos corrientes políticas del país -conservadores y reformistas- a anular sus diferencias y a trabajar juntos para celebrar las elecciones en la fecha prevista.

El ex presidente dirige el Consejo de Determinación, encargado de vigilar la acción del Consejo de Guardianes, organismo que en enero desató el conflicto con su decisión de rechazar casi la mitad de las candidaturas. La respuesta de los aperturistas, que apostaban por posponer los comicios como salida a la crisis, fue el anuncio duro y contundente del Reza Jatamí, líder del mayoritario Frente Islámico de Participación (FIP). "Hemos perdido la esperanza de que sean unos comicios limpios y libres. Todas las posibilidades legales han sido aniquiladas", dijo a los periodistas tras una reunión con la dirección ejecutiva de su partido.

La crisis electoral iraní estalló a principios del mes pasado, cuando el Consejo de Guardianes, compuesto por clérigos ultraconservadores, decidió vetar 3.605 de las 8.200 candidaturas presentadas, la mayoría de partidarios del reformismo. Entre los descalificados se encuentran el propio Reza Jatamí, y gran número de los afiliados a su partido. Los aperturistas, incluido el presidente Jatamí y su Gabinete, amenazaron entonces con dimitir y no concurrir a los comicios si el veto persistía. El desafío provocó la intervención del líder supremo de la Revolución, el conservador ayatolá Ali Jamenei, cuyo poder es omnímodo.

Pese a que Jamenei pidió a los Guardianes que revisaran con más flexibilidad las candidaturas rechazadas, el viernes, último día antes del cierre de las listas, este organismo dejó fuera a 2.400 aspirantes. El presidente Jatamí fue el primero en reaccionar, pero un repentino dolor en la espalda le obligó a ingresar en un hospital el sábado y posponer la reunión urgente del Gabinete que había convocado para adoptar una decisión al respecto. Un día después, una tercera parte de los 290 disputados iraníes presentaron su dimisión ante el presidente de la Cámara, el también aperturista, Mehdi Karrubi, que recopiló las cartas y las tramitó a la comisión pertinente, que decidirá sobre la renuncia al final de esta semana.

Este mismo lunes por la mañana, el Gobierno iraní, en una reunión que no pudo presidir Jatamí, anunció que no apoyará unas elecciones que no sean libres y limpias. Así lo subrayó el portavoz del Ejecutivo, Abdulah Ramezanzadeh, tras un encuentro en el que se estudió un informe del ministro de Interior, Abdolvehed Moussawi Lari, en el que se resaltaba que no existe un ambiente de libertad apropiado. "Los cinco ministro a los que la semana pasada se encargó mediar para lograr una solución de compromiso con el Consejo nos informaron de que sus esfuerzos fallaron pese a las muestras de flexibilidad", sentenció Ramezanzadeh.

La firme decisión del partido de Reza Jatamí debilita los restos de legitimidad en los que se sostenía el proceso electoral iraquí, que de celebrarse contarían con un resultado condicionado. La maniobra del Consejo de Guardianes tenía como objetivo final la mayoría en el Parlamento: las descalificaciones permitían que 190 de los 290 escaños se los disputaran solo candidatos conservadores. El boicot del FIP, junto al ya anunciado semanas atrás por la Organización de los Clérigos Combatientes, partido al que pertenece el presidente, ofrece en bandeja a los tradicionalistas la mayoría absoluta parlamentaria.

Además, la polémica ha hecho mella en la población, cansada de tanto inmovilismo, por lo que se multiplica el número de los que se inclinan por la abstención, ya muy alta en los pasados comicios municipales.

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