LD (EFE) En su plan de presupuesto de 2,4 billones de dólares, presentado
este lunes ante el Congreso para el año fiscal 2005, que empezará el 1 de
octubre próximo, Bush afirma que impulsará en 2004 la búsqueda de crudo en el Refugio Natural Ártico de Alaska. Además, prevé que durante 2006 se empiece a alquilar a las compañías petroleras las extensiones necesarias para su actividad de búsqueda y explotación en ese estado del noroeste del país.
La propuesta ha sido formulada por el presidente a pesar de que el Senado ha votado en contra de dar acceso a las compañías de exploración y explotación petrolíferas a las zonas protegidas de Alaska. La Casa Blanca afirma en su plan de presupuesto para el próximo año fiscal que la apertura del refugio podría dar unos ingresos superiores a los 2.400 millones de dólares en pagos por alquiler de tierras y asegura que la mitad de esos fondos serían destinados a mejorar los programas de investigaciones de tecnología energética del Departamento de Energía en los próximos siete años.
El refugio natural de Alaska abarca una extensión de 7,7 millones de hectáreas. Sin embargo, al parecer solo estarían disponibles a la exploración unas 607.000 hectáreas de la costa. El Departamento del Interior estadounidense calcula que la amplia extensión escogida contiene entre 5.700 y 16.000 millones de barriles de petróleo extraíble. Si el refugio es abierto, la exploración podría tomar 8 años antes de alcanzar una producción completa del crudo.
Aumentan un 43 por ciento los fondos para el desarrollo de automóviles con combustible de hidrógeno
Por otro lado, Bush ha propuesto ante el Congreso un aumento de un 43 por ciento a los fondos federales para el desarrollo de automóviles con combustible de hidrógeno, y para apoyar a las gasolineras que respalden este programa. Con los 69 millones de dólares adicionales, el presupuesto de ese programa de investigaciones alcanzaría un total de 228 millones de dólares para 2005.
El dinero pedido por Bush forma parte de una iniciativa que empezó en 2003 y que pretende reducir la dependencia estadounidense del petróleo extranjero mediante el desarrollo de combustible de hidrógeno para automóviles, comercios y usos domésticos. El Gobierno de EEUU desea que los coches movidos hidrógeno estén disponibles en el mercado a precios accesibles para finales de la próxima década.