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Alberto Ruiz Gallardón, dolido por la página 24, define a Jiménez Losantos

El alcalde de Madrid destacó durante la presentación del libro "el valor que ha tenido Federico para invitarme después de todo lo que ha dicho de mí, en especial que represento a la derecha acomplejada". Pero, añadió Gallardón, "me conoce, y me conoce bien", recordando que "me ha dado muchas veces la oportunidad de explicarme y de discrepar". Tras el irónico apunte, añadió, "pero no voy a dejar de decir lo que pienso, y muy especialmente en relación con mi persona". El repleto anfiteatro de la Casa de América escuchó con expectación.

(Libertad Digital) Así, con franqueza y sin perder en ningún momento el sentido del humor, Alberto Ruiz Gallardón explicó que una de las razones por las que aceptó la invitación fue porque "el protocolo fijaba que el autor era quien iba a cerrar las intervenciones", permitiéndole así explicarse mejor.
 
"Federico Jiménez Losantos es un votante mío manque le pese, y le pesa", añadió. Prosiguió el alcalde de Madrid diciendo que "a diferencia de los intelectuales que no se representan sino a sí mismos, los políticos tenemos que representar a nuestros votantes y yo, aunque sabía por qué me votaba Federico, no me podía negar". Cuando le llegó su turno, el autor reconoció con ironía que "pidió el voto para el PP y hasta para toda la lista de Alberto Ruiz Gallardón" porque "pese a sus fechorías, todavía no me ha obligado a votar a Zapatero". También se refirió a su presencia en la Casa de América y lo achacó, en tono igualmente irónico, a "una penitencia que nos ha puesto Don Bernardo", presidente de la cadena COPE.
 
Pero Gallardón entró en materia defendiendo que si estaba presente en ese acto era fundamentalmente porque "al margen de injustos tratamientos, en el libro hay una parte esencial, el elogio a Aznar. Esa es mi tarea aquí". Admitió el alcalde que "yo sí soy liberal" y calificó a Federico Jiménez Losantos de un "intelectual de la vida pública", también "un agitador, un propagandista, un radical y un enorme polemista", marcado por el liberalismo de Jean François Revel –recientemente homenajeado por el presidente del Gobierno– que "a muy poca gente deja indiferente con sus valoraciones".
 
A los lectores les dijo que "se llevan el libro de quien quiere provocarles". Con tal presentación, y dicho que se considera liberal, añadió que Federico Jiménez Losantos "siempre se acompaña del adjetivo, más bien sustantivo, de liberal" y aquí, para Ruiz Gallardón, hay que hacer distingos. Sostuvo que la realidad se convierte a veces "en pretexto" y eso le parece criticable. De nuevo la página 24 ("...la acomplejada derecha enfeudada a Polanco que es y representa Alberto Ruiz Gallardón") hacía estragos en el alcalde de Madrid: "No es cierto que yo sea de la derecha acomplejada". Es "rigurosamente falso", añadió,  las acusaciones de una entrevista con Pujol en la que le proponía "un gobierno alternativo".
 
También calificó de "falso" que un editorial del diario El País "postulase mi nombre en sentido alguno". A todo ello, dijo Gallardón "no es verdad". A medias entre la crítica y el consejo, Gallardón dijo que "es mejor ir tranquilo por la vida". Y en este sentido criticó la "obsesión" por Jesús Polanco, presidente del Grupo Prisa que, según él, "impide un análisis riguroso del mundo editorial".
 
El elogio de Aznar y otra página dolorosa, la 420
 
En cuanto a la materia del libro, el alcalde cree que son dos los elogios que hay que hacer al presidente del Gobierno. Por un lado "el adiós", pese a que si siguiera "el 15 de marzo se le encomendaría de nuevo la labor de presidir el Gobierno" por lo que Aznar ha marcado la "dignidad para la clase política". En este punto, dijo Gallardón "coincido con el elogio bien construido y bien escrito por Federico Jiménez Losantos". El otro elogio, en el que hizp más hincapié Gallardón es la moderación, el camino hacia el centro. A juicio del alcalde madrileño el hecho de que la derecha haya enarbolado banderas que hasta entonces parecían patrimonio de la izquierda, no debe ser motivo de crítica, "no entiendo que se nos pretenda cambiar", porque, a su juicio, esa moderación y el diálogo social han sido también "uno de los activos" más importantes de Aznar.
 
Aún tuvo tiempo de parase en otra página del libro que no quiso dejar pasar, la 420. Dirigiéndose al autor, el alcalde le dijo: "En ella me invitas a que deje el PP e intente pasar a liderar la izquierda", lo que consideró contradictorio con el elogio del camino al centro, mencionado por él, que no por el autor. Prometió Gallardón que "si sigo en la política diez o veinte años, sólo podré estar en el PP porque hemos sabido levantar causas que tradicionalmente sólo levantaba la izquierda". Añadió que no nos importa "dónde milite o a quien vote un técnico, un arquitecto o un director de teatro". En resumen, según Gallardón, el PP es una "derecha moderna" y tras preguntarse si "otra derecha es posible", se quedó "con Marañón", es decir con la idea de que se es liberal como se es limpio, sin darse cuenta, como una actitud personal. Acabó, girando la cabeza a su izquierda, mirando al autor: "Esa es la derecha que yo quiero y en la quiero verte, pero hoy todavía no te veo".
 
Para Esperanza Aguirre tuvo palabras de elogio y cariño que después serían devueltas en su justa medida. "Tengo con ella una profunda amistad. No es un tópico. Y de la amistad, se llega a la lealtad". Concluyó citando a Ortega para decirle a Esperanza que "la distancia más corta entre dos corazones es la lealtad". La presidenta, cogiendo la mano de su compañero de partido le auguró un prometedor futuro y declaró que más que "fraternal" siente una relación "maternal" hacia él.

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