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Israel no comparecerá ante el Tribunal de La Haya en el debate sobre la "valla de seguridad"

El Gobierno de Israel ha decidido no comparecer en el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de La Haya, cuyas deliberaciones sobre la valla de seguridad que Israel construye en Cisjordania comienzan el próximo día 23, según la oficina del primer ministro, Ariel Sharon. El Tribunal, convocado por una resolución de la Asamblea General de la ONU, se reunirá en La Haya para determinar la legalidad del muro de 700 kilómetros que Israel construye en tierras palestinas.

L D (EFE) El boicot al Tribunal ha sido decidido por el Ejecutivo israelí poco después de que los abogados recomendaran al Gobierno mantenerse alejado de los procedimientos en La Haya, según el escrito de la oficina del primer ministro.

"El equipo ministerial (...), encabezado por Sharon, ha decidido lo que consta en el documento oficial redactado el 1 de enero, que dice que la Corte no tiene autoridad para escuchar alegaciones sobre la valla", asegura el documento.

Israel sostiene que el muro es "para impedir la infiltración de terroristas palestinos". Las autoridades israelíes ya han presentado al TIJ un documento de unos 200 folios con mapas y fotografías, entre éstas las de decenas de atentados de palestinos que atravesaron el límite de Cisjordania y se inmolaron en Israel. Aunque la comunidad internacional ha criticado la construcción de la valla, EEUU, la Unión Europea, Rusia y otros países han manifestado también que el TIJ no tiene atribuciones para decidir sobre este caso, pues consideran que se trata de parte del "conflicto político" entre israelíes y palestinos y no de un conflicto legal.

Este fue el argumento empleado por Israel para recusar al Tribunal, cuyo fallo no tendrá efectos, pero puede afectarle políticamente si condenara la construcción. Hasta la fecha, se han construido cerca de 300 kilómetros de un total de 705 kilómetros. El Gobierno de Sharon, bajo presiones de Estados Unidos, podría modificar el trazado de esa valla para aliviar el daño que causa a parte de la población palestina de Cisjordania. Según un informe de Betselem (el Centro Israelí de Información para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados), el muro afectará a 875.000 palestinos en 206 ciudades, pueblos y aldeas, un 38 por ciento de los habitantes de Cisjordania.

El Gobierno israelí ha aprobado hasta la fecha la construcción de las dos primeras fases de la barrera, es decir 375 kilómetros de vallas electrónicas que en varias zonas se convierten en un muro de cemento de más de ocho metros de alto. Este primer tramo de la barrera transcurre a lo largo de la llamada "línea verde" -que separa Cisjordania de Israel-, pero dentro de tierras palestinas y crea 22 enclaves. Los enclaves son ciudades sitiadas y emparedadas entre el muro y la "línea verde", pactada en el armisticio de Rodas, firmado en 1949, tras la guerra que dio paso a la creación de Israel.

Sharon ha declarado repetidamente que el objetivo de la barrera es tanto evitar los ataques suicidas, que han resultado en la muerte de cientos de civiles israelíes, como la separación de la población palestina para evitar su infiltración y asimilación en Israel, donde la elevada tasa de natalidad de los palestinos preocupa sobremanera. Con la construcción de la tercera fase de la barrera, otros 375 kilómetros a lo largo del valle del Jordán y todavía pendiente de la aprobación del Gobierno israelí, la población palestina en Cisjordania quedará encerrada en cuatro grandes "batustanes".

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