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Las autoridades de Marruecos dan por perdida la esperanza de hallar supervivientes

La esperanza de encontrar supervivientes bajo los escombros de los edificios desmoronados por el terremoto que el martes se registró en la región marroquí de Alhucemas casi se ha disipado, por lo que ya intervienen las palas excavadoras en el desescombro. Mientras, las réplicas han extendido el pánico entre los habitantes, que prefieren dormir en tiendas de campaña bajo la lluvia que volver a sus casas.

L D (EFE) En Imzuren, localidad a unos 12 kilómetros de Alhucemas, miembros del Ejército y de Protección Civil de Marruecos se afanan en la instalación en un descampado de decenas de "jaimas" (tiendas) de plástico verdes y amarillas.

En ellas se hacinan las familias que han perdido sus casas o no quieren regresar a ellas por miedo a que se les caigan encima. Son insuficientes para todos, por eso se producen discusiones para recibir un número preferente en las listas de registro mientras otros optan por intentar construir sus propios refugios con frágiles plásticos en las lindes de las carreteras, los campos e incluso calles y plazas de la ciudad de Alhucemas.

Hasta el momento, las cifras oficiales hablan de 564 muertos y centenares de heridos. Los bomberos han metido las palas escavadoras para el desescombro tras dos días sin hallar supervivientes. Alrededor de los montones de escombros en los que trabajan los bomberos se arremolinan decenas de personas, pero no son ellas, sino las continuas réplicas que amenazan con derrumbar los maltrechos edificios que quedan en pie, las que entorpecen su trabajo.

El Instituto Geográfico Nacional de España informó de que este miércoles se han producido entre 140 y 160 réplicas del primer terremoto, que tuvo una magnitud de 6,1 grados en la escala de Richter.

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